MARIANA IMAZ

Mariana Imaz y la polémica que detonó una serie de descalificaciones a la filosofía

Quienes incursionan en áreas como la narrativa, el arte e incluso las humanidades, asumen el riesgo de verse sometidos a las más severas e injustificadas críticas.

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En tanto la técnica y el conocimiento científico se asumen como los dueños de todas las respuestas y los poseedores absolutos de la verdad, áreas como la narrativa, el arte e incluso las humanidades, se ven reducidos al campo de la ficción y en el mejor de los casos, a una discusión erudita que, sólo en apariencia, resulta distante del acontecer cotidiano.

Quienes incursionan en estas áreas, por lo tanto, asumen el riesgo de verse sometidos a las más severas e injustificadas críticas, en buena medida, ajenas al conocimiento de su trabajo.

Tal es el caso de Mariana Imaz, una joven académica aguda y confrontativa, surgida de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde estudió Historia, para luego cursar dos maestrías; una en Literatura comparada por la Universidad de Barcelona; y otra en filosofía por la Universidad de Santa Cruz, California, institución que en agosto de 2021 le otorgó su doctorado en dicha especialidad.

No obstante poseer un sólido y sobresaliente legado familiar en materia científica y social, Mariana decidió hacer a un lado los intereses de su tiempo y de hecho, situó sus interrogantes justo en la dirección opuesta, en torno a lo que da origen y curso al conocimiento científico; en específico, a la historia, disciplina a la que aborda como una narrativa que nos brinda identidad y sentido.

Según la joven académica del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, esto último es el resultado de lo que denomina “razón narrativa”, la cual, como lo refiere en su artículo, "Principles of Narrative Reason", publicado en el volumen 60 de History and Theory en junio de 2021, viene a ser una organización o estructura interna que nos hace inteligible la experiencia cotidiana.

Luego de una decena de artículos publicados en las principales revistas de su especialidad y de cursar actualmente una estancia post doctoral en los Estados Unidos, Mariana Imaz busca desentrañar esos relatos que nos dicen “qué” y “cómo”, alguien o algo puede o “debe” ser pensado.

La importancia de dicho estudio se hace evidente con la propia paradoja, pues no obstante ser una académica íntegra y distante del legado familiar, Mariana cayó presa de esas mismas narrativas que estudia; su propia beca, terminó convirtiéndose una herramienta para la polarización política, en un intento por deslegitimar a la 4T.

Y más todavía, pues con lo refieren Gabriela Cruz Alonso, María del Mar Argüelles y Rodrigo Dorantes-Gilardi en su estudio, “Métodos para Difamar”, el argumento para construir la polémica no se centró únicamente en la beca de doctorado de Mariana Ímaz, sino que incluyó y detonó una serie de descalificaciones a la propia filosofía, insinuándose que esta disciplina no debería ser incluida como área de estudio dentro de Conacyt, tildándola de innecesaria e inútil para el desarrollo del país.

Según afirman los mismos investigadores:

"Este tipo de argumentos suelen provenir de individuos que consideran a las ciencias duras como únicos elementos relevantes para el desarrollo de los países y que pugnan por el recorte presupuestal para otras áreas del conocimiento”.

Al final, la polémica no sólo deja inmune la integridad de Mariana Imaz, sino que pone en evidencia la importancia de la filosofía, la cual nos insta a abandonar las sendas de la certeza heredada, cuestionar las narrativas vigentes e internarnos en busca de nuevas posibilidades para el pensamiento.

Lejos de la oscuridad de las redes sociales, la autenticidad de la obra de Imaz Sheinbaum, quedan en evidencia a partir de su propio atrevimiento, pues al decir de Martin Heidegger: “sólo el más atrevido que el fondo, se atreve ahí donde todo fondo desaparece”.