QUERETARO

El crimen organizado dentro de la cancha del futbol mexicano

Tirso Martínez Sánchez, alias “El futbolista” fue el propietario del club Gallos Blancos del Querétaro hasta el 2006, actividad que combinaba con ser uno de los distribuidores de cocaína hacia Estados Unidos de mayor nivel en el Cártel de Sinaloa.

El crimen organizado dentro de la cancha del futbol mexicanoCréditos: MVS
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A principios de los años 2000, el hombre más poderoso del futbol mexicano profesional en Querétaro fue un socio de Joaquín "El Chapo" Guzmán que lavaba millones de dólares para el Cártel de Sinaloa.

Su historia y sus complicidades vuelven a estar presentes porque el crimen organizado y el futbol mexicano han jugado en la misma cancha.

El nombre de aquel capo es Tirso Martínez Sánchez, alias "El futbolista" por su afición al deporte más popular del mundo. Por un lado, fue el propietario del club Gallos Blancos del Querétaro hasta el 2006, actividad que combinaba con ser uno de los distribuidores de cocaína hacia Estados Unidos de mayor nivel en el Cártel de Sinaloa.

Los inicios en el crimen organizado de aquel jaliscience datan desde la década de los 80, cuando a los 13 años abandonó la escuela para dedicarse a lavar carros y trabajar en un puesto de mariscos. Luego, emigró en el 86 hacia Los Ángeles, California, donde comenzó a vender droga, primero por gramos y luego por kilo.

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Eran los años de una frontera porosa por donde se podía entrar y salir sin documentos migratorios y sin muchos problemas, así que Tirso volvía a su natal Guadalajara de vez en cuando. Así hizo amistad con un otro aficionado al futbol, "El Loco", cuyo hermano Alfredo Vázquez era conocido en la colonia por trabajar para una estrella en ascenso en el mundo del narcotráfico: Joaquín Guzmán Loera.

Tirso pidió a Alfredo Vázquez que lo conectara con "El Chapo". Argumentó que tenía una base de clientes leales en California y que sabía moverse entre los dílers locales. El hermano de su amigo aceptó organizar el encuentro y su destino quedó sellado.

Tirso y "El Chapo" congeniaron de inmediato. El sinaloense le encargó empacar latas de chiles en vinagre rellenas de cocaína en Guadalajara y transportarlas con falsas etiquetas de una famosa empresa de alimentos hasta Tijuana, donde las llevarían hasta Estados Unidos mediante túneles. Tirso resultó ser un traficante hábil y eficiente para el cártel.