Cuando una fruta o cualquier alimento se pudre, lo podemos notar con la aparición de moho, y por lo general, muchas personas suelen cortar la parte fea de esta pensando que con eso ya no hay ningún problema al momento de comerlo.
Sin embargo, el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del gobierno de Estados Unidos (USDA, por sus siglas inglés) detalló desde hace más de una década qué ocurre realmente con la aparición de moho en la comida, pero sobre todo, cuando la ingerimos.
Si un alimento se hecha a perder, esto se debe por una invasión microbiana, que por sí sola, no se considera un riesgo para la salud.
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Pero, esto facilita la entrada de bacterias y microbios que sí representan un riesgo al organismo, como es el caso de las microtoxinas (metabolitos secundarios tóxicos, de composición variada, producidos por organismos del reino fungi, que incluye setas, mohos y levaduras), las cuales son peligrosas, porque carecen de sabor y tampoco son perceptibles a la vista.
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Al consumirlas, pueden causar una intoxicación crónica, aumentando el riesgo de padecer cáncer de hígado o riñón. Algunos mohos pueden provocar reacciones alérgicas y problemas respiratorios; destaca el USDA.
“Las esporas le dan al moho el color que ves. Cuando están en el aire, las esporas propagan el moho de un lugar a otro como semillas de diente de león que vuelan por un prado”; recalca la autoridad alimentaria.
El moho no sólo se encuentra en la superficie de los alimentos
Cuando un alimento muestra un fuerte crecimiento de moho, los hilos de "raíz" lo han invadido profundamente.
En mohos peligrosos, las sustancias venenosas a menudo están contenidas dentro y alrededor de estos hilos. En algunos casos, las toxinas pueden haberse esparcido por los alimentos.
Por esta razón no es recomendable consumir un alimento cuando ya tiene moho y en apariencia le hayas quitado esa parte infectada, incluyendo si la hierves o la lavas, ya que esto no te asegura que no siga infectada.