Inhiben proteína relacionada con cáncer de páncreas

El tipo de cáncer de páncreas más común, el adenocarcinoma ductal pancreático, tiene uno de los peores diagnósticos, reportes indican que solo 5% de los pacientes logran sobrevivir no más de cinco años.

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Investigadores españoles realizaron pruebas a ratones para inhibir una proteína relacionada con el cáncer de páncreas, logrando reducir su crecimiento y, por tanto, el riesgo de metástasis.

En un comunicado emitido por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), en Barcelona, los especialistas explicaron que realizan las pruebas en laboratorio, ya que hasta el momento no existe cura para esta enfermedad.

El tumor es escurridizo, sabe camuflar los síntomas hasta que la enfermedad alcanza un estado demasiado avanzado y, además, crea a su alrededor una especie de muro que impide actuar al sistema inmune y a los fármacos quimioterápicos, detallaron.

Los investigadores inhabilitaron la proteína Galectina-1 (Gal1), relacionada con la proliferación de las células tumorales, lo cual ocasionó la reducción en la agresividad para frenar el crecimiento del tumor. Esto, de acuerdo al comunicado, abre una posibilidad terapéutica para mejorar la supervivencia.

El tipo de cáncer de páncreas más común, el adenocarcinoma ductal pancreático, tiene uno de los peores diagnósticos ya que existen reportes que solo 5 por ciento de los pacientes logran sobrevivir no más de cinco años.

La investigadora del IMIM, Pilar Navarro, explicó que el cáncer de páncreas es muy maligno y se detecta en fases muy avanzadas, cuando ya no es posible la intervención quirúrgica para extirpar el tumor.

“La sintomatología inespecífica y la localización del órgano dificultan el diagnóstico precoz. No hay métodos de detección y, además, no hay respuesta a los tratamientos, porque tiene una barrera física que hace que los fármacos no lleguen al tumor”, destacó.

La también autora del estudio, expuso que la barrera física, se llama estroma y funciona como una especie de muralla que evita que las células tumorales se expongan a los fármacos y al propio sistema inmunológico.

Los artífices de este muro son los fibroblastos, un tipo de células que secretan proteínas y otras sustancias que favorecen la proliferación del tumor; en este ecosistema tan particular, los investigadores pusieron atención en una de esas proteínas que generan los fibroblastos: la Galectina-1, unas moléculas que participan activamente en la evasión del sistema inmune.

“Ya habíamos observado que en el páncreas sano no se expresa esta proteína y en el cáncer sí, expresada de forma elevada, así que sabíamos que tenía que ver con el crecimiento del tumor: esta proteína promueve la vascularización del tumor (nuevos vasos sanguíneos para que pueda alimentarse y diseminarse) y que crezcan más las metástasis”, apuntó.

Ante este panorama, los investigadores propusieron eliminar esa proteína para ver cómo actuaba el tumor.

“En el páncreas sano ya no hay expresión de esta proteína en la edad adulta. Sus funciones son las de bloquear respuestas autoinmunes, así que si la bloqueas no tiene por qué pasar nada porque su función también la realizan otras proteínas”, abundó.

Los científicos probaron la respuesta de las células tumorales de varias maneras: primero, en ratones tratados genéticamente a los que se les inhibió la Gal-1; luego con células de pacientes con cáncer in vitro en el laboratorio e in vivo en ratones; y, finalmente, a través de estudios moleculares genómicos de gran escala.

“El resultado fue claro, validamos que inhibir la proteína Gal-1 tiene un efecto multidireccional, porque ralentiza el crecimiento del tumor, frena las metástasis y recupera la respuesta inmunológica”, resaltó la investigadora.

El hallazgo sienta las bases de lo que podría ser una vía de tratamiento en el futuro, pero los investigadores enfatizan que se trata de estudios preclínicos y que “falta un largo camino para que esto se traduzca en forma efectiva en pacientes reales”. 

La siguiente etapa de la investigación es inhibir la proteína farmacológicamente. “Ya generamos anticuerpos para la Gal1 y también hay otros inhibidores químicos que podrían funcionar. Primero vamos a tratar al ratón con estos anticuerpos y luego, si todo va bien, lo trasladaremos a ensayos clínicos. Siendo optimistas, se necesitarán 10 años para verlo en pacientes”, especificó.