Un túnel escondido debajo de la famosa maravilla natural de las cataratas del Niágara se ha vuelto la nueva atracción para los viajeros de todo el mundo que visitan la impresionante formación de rocas y agua.
Hasta este año, el enorme túnel de dos mil 200 pies de largo (cerca de 670.56 metros) había estado cerrado para los visitantes, oculto por más de 115 años que tiene de antigüedad.
Para ingresar es preciso descender en un ascensor con paredes de vidrio hasta las profundidades subterráneas que llevan a la caverna rocosa que ha sido remodelada para admitir a los curiosos.
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Debido a su gran extensión, el parque de las cataratas recomienda al público llevar calzado cómodo, pese a que el suelo fue tratado para que quedara parejo y suave.
Para facilitar la experiencia a lo largo del poco más de medio kilómetro, se dispusieron bancos y otras comodidades para hacer más agradable el recorrido y la estancia en el sitio.
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La administración del túnel recomendó a los visitantes que lleven ropa para abrigarse, pues se encontrarán a 180 pies de profundidad (cerca de 55 metros), por lo cual la temperatura puede descender hasta los 15° centígrados, además por la experiencia pueden terminar mojados.
Central Eléctrica en las cataratas del Niágara
Las rocas que están debajo de la triple cascada se extienden a lo largo de la frontera entre Nueva York, Estados Unidos, y Ontario, Canadá; además están repletas de cámaras excavadas con la finalidad de aprovechar las poderosas fuerzas de la corriente que se desploma en estas.
En el lado canadiense, hace más de un siglo se construyó en la caverna la Central Eléctrica de los Parques del Niágara, la cual funcionó desde 1905 hasta el 2006, cuando se decidió clausurarla.
La central que ahora es la atracción desde el pasado mes de julio, desviaba el agua del caudal del río para hacer que funcionaran gigantescos generadores de electricidad para proporcionar energía a la industria regional y al cercano puerto de Búfalo en los Grandes Lagos, que ganó el nombre de la Ciudad de la Luz.
La construcción en sí misma es catalogada como una hazaña de la ingeniería, a la cual se le suman las vistas de las cubiertas ocultas, así como exhibiciones fascinantes que cuentan su historia y construcción a partir de linternas, dinamita rudimentaria, picos y palas en el año de 1901.
Una vez en el exterior, los visitantes podrán disfrutar de la vista de las cataratas del Niágara desde una plataforma de observación recién construida y que por primera vez ofrece un acceso sin precedentes a una perspectiva de la parte baja del río.