¡Hasta las lágrimas le cobraron! Este fue el costo extra de una cirugía por llorar

En algunos pacientes, el estrés puede provocar incluso que la anestesia no funcione bien.

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¡Hasta las lágrimas le cobraron luego de someterse a una cirugía y llorar durante el proceso, lo que le generó un cobro extra.

En Estados Unidos una mujer dio a conocer su triste caso.

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Resulta que esta mujer se sometió a una cirugía, por la cual tuvo que juntar durante varios meses sus ahorros.

Cuando llegó el momento, y en pleno quirófano, la paciente tuvo un pequeño desahogo emocional, por lo que de sus ojos brotaron algunas lágrimas.

Llegó el momento de la cuenta y la sorpresa también, pues en el recibo de cobró venía un costo adicional, por llorar.

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¿Cuánto pagó esta mujer por su lágrimas?

De acuerdo con el desglose del médico las lágrimas de la mujer le costaron 11 dólares, lo que equivaldría a 230 pesos mexicanos por llorar durante una cirugía para retirar lunares.

El cargo se clasificó como: ‘por emoción breve’.

La mujer compartió su ticket con la leyenda:

“Y no recibí ni una maldita calcomanía”.

Aunque la joven lo tomó con humor para algunos usuarios este cargo fue ridículo y excesivo.

Otros lo consideraron una abusó, y señalaron a la mujer que no debió haber pagado por ese ‘servicio‘.

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¿Qué relación tienen las emociones al momento de una cirugía?

Saber que, se aproxima una cirugía de cualquier tipo y por muy mínima que sea siempre generará diversas emociones.

Estrés, ansiedad, nerviosismo y otras emociones encontradas, son algunas de las emociones que puede sentir un paciente.

Sin embargo, el paciente debe presentarse con una actitud adecuada y con las emociones controladas.

Estudios revelan que las personas con pensamientos negativos, o sentimientos como el miedo y dolor, aumentan el nivel de cortisol, hormona que se relaciona con el estrés, y hacen más difícil su recuperación.

En algunos pacientes, el estrés puede provocar incluso que la anestesia no funcione bien.

Quizá el costo extra de la esta cirugía por llorar se debe justamente al riesgo que puede sufrir tanto el paciente como el doctor cuando la persona que será intervenida no se encuentra estable en sus emociones.