Arteterapia

A fin de tratar trastornos psicológicos, miedos o bloqueos personales, así como traumas del pasado, surgió la arteterapia, un tipo de terapia artística que consiste en el uso del arte como una vía terapéutica. Actualmente se ha ampliado su poder, ya que se ha encontrado en ella una vía de desarrollo y crecimiento personal, así como de autoconocimiento y expresión.

Desde tiempos remotos, el ser humano emplea el arte como una manera de expresarse, basta mirar las representaciones artísticas en tiempos de las cavernas, a través de las cuales el hombre conectaba con su ser y aliviaba, tanto dolores físicos como emocionales y espirituales.

Sin embargo, fue hasta la antigüedad clásica cuando se descubrieron las propiedades terapéuticas del arte y los beneficios que trae consigo en esa búsqueda del equilibrio general del ser humano y, sobre todo, la elevación de su consciencia.

De esta forma, en el siglo 19, un grupo de psiquiatras europeos se interesaron en las producciones plásticas de sus pacientes mentales. En el siglo 20, la arteterapia se institucionalizó como una profesión.

Actualmente, hemos visto que el arte ya no es un lujo, sino una necesidad vital y evolutiva en la que nuestros sentimientos y emociones se liberan, es decir, a partir de un dibujo, una pintura o escultura podemos ser capaces de modelar nuestro espacio anímico y subjetivizarlo.

Cuando creamos, nuestros miedos, conflictos, angustias y necesidades o frustraciones, así como los anhelos y sueños, emergen de nuestro interior. En la arteterapia, el terapeuta ofrece una serie de instrucciones o consignas en un ejercicio; el autor interpreta estos y recrea su obra. El autor es el que sabe lo que su trabajo significa.

De esta manera, es importante que el trabajo de arteterapia se haga sin hablar, sin interrupciones que desconecten al artista en su tarea, pues es mediante esta conexión profunda que la persona llega a la realización consciente del ejercicio. No es necesaria ninguna dote artística ni que la obra sea un Picasso, la obra de arteterapia es valiosa porque surge de las emociones auténticas de su creador. Esta representa su propio interior, pero también aquello que descubre y los cambios que se generan en su interior.

La arteterapia funciona con adultos y niños, en sesiones individuales o grupales. Tiene la posibilidad de incorporarse en contextos de prevención, educación, salud mental, medicina, rehabilitación, atención social, desarrollo personal, organizacional o socio comunitario.

Es útil para trastornos del ánimo, esquizofrenia, discapacidad intelectual, temas de violencia de género o rehabilitación de adicciones, así como para estrés postraumático o pacientes con demencia y alzheimer.

Desde un nivel sensoriomotor, la arteterapia favorece al paciente con el contacto físico de materiales y la exploración de distintas texturas y sensaciones. En el plano expresivo, esta terapia es favorable cuando existen dificultades de expresión verbal, tales como mutismo selectivo o personas que han vivido experiencias de trauma de las que les es difícil hablar. Esta terapia potencia la capacidad creativa, incrementa la autonomía y la toma de decisiones en el paciente, así como también le ayuda a trabajar el autocontrol, aumentar su autoestima y seguridad.

La arteterapia es, sin duda, una herramienta para vivir mejor, para vivir mucho más sano.