SYLVIA EARLE

La Dama de las profundidades

Su interés por él y por las criaturas que alberga siempre fue grande; sin embargo, tuvo un momento muy especial cuando realizó su primer descenso en buceo a los 17 años y pudo contemplar ese mundo desde dentro

Sylvia Earle / Ilustración
Sylvia Earle / IlustraciónCréditos: Twitter @SylviaEarle
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20 Feb 23 - La Dama de las profundidades

Entre los relatos que más gustan están las historias de las personas, particularmente de las mujeres, que han encontrado y luchado por su pasión, ese propósito que da sentido a sus vidas y les sirve como un incansable motor ante las dificultades experimentadas, incluso aquellas que parecen infranqueables.

Por eso hoy quiero platicarte la historia de una extraordinaria científica, que ha hecho de la conservación de los océanos su más grande objetivo. Ella es Sylvia Earle.

Sylvia nació en 1935 en Greenwich, una pequeña localidad de Nueva Jersey en los Estados Unidos. Cuando aún era una niña, ella y su familia se mudaron a la costa oeste de Florida, la cual se convirtió en un espléndido hogar que le permitió tener contacto cercano con la naturaleza, en particular con el mar.

Su interés por él y por las criaturas que alberga siempre fue grande; sin embargo, tuvo un momento muy especial cuando realizó su primer descenso en buceo a los 17 años y pudo contemplar ese mundo desde dentro.

Más tarde cursó la licenciatura en biología en la Universidad de Florida y posteriormente una maestría y un doctorado para especializarse en el estudio de las algas marinas.

A lo largo de su carrera se enfrentó a varios retos que supo superar con empeño y valentía.

Así, por ejemplo, en 1964 formó parte del primer equipó que exploró los fondos marinos en las Islas Seychelles en el océano Índico, en el cual era la única mujer entre un grupo de 70 hombres; en 1970 dirigió el primer equipo femenino de acuanautas a bordo del Tektite II, un laboratorio submarino ubicado frente a la costa de las Islas Vírgenes; en 1979, con la ayuda de un traje especial sin ataduras, realizó una caminata en el fondo marino cerca de la isla de Oahu, en Hawaii, a 381 m de profundidad, hazaña que le valió el récord femenino en inmersiones.

En 1990, fue nombrada Científica en Jefe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, con lo que se convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo.

En su interés por explorar los océanos también ha impulsado que se construyan diferentes submarinos pilotados o robóticos, como el Deep Rover, capaz de alcanzar los 1000 m de profundidad, o el Deepworker, construido para estudiar las especies de peces en el Santuario Nacional Marino del Banco Stellwagen.

A lo largo de su vida ha obtenido múltiples reconocimientos, uno de los últimos fue el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, recibido por ella en 2018 a sus 83 años.

Sylvia ha dado voz a los océanos y a sus criaturas, para crear conciencia y hacer un llamado urgente y enérgico sobre la importancia de protegerlos.

Por eso, en los años más recientes sus esfuerzos se han enfocado a promover que el 30% de las aguas marinas se conviertan en áreas naturales protegidas para el 2030.

De acuerdo con sus palabras “Las profundidades del océano son, sin duda, una de las mayores reliquias del planeta. En esa gran masa de agua existen ciudades mágicas llenas de color, donde los corales son edificios y los peces sus habitantes. Pero la ignorancia y el egoísmo del ser humano están destruyéndolo todo”.

Sumémonos entonces a su voz y creemos un clamor mundial en favor de los océanos; dejemos claro que sin ellos nuestra vida en este planeta simplemente no es posible.

Sylvia Earle / Ilustración / Twitter @SylviaEarle