EL SONIDO DEL PIANO

El sonido del piano

El piano, tal como lo conocemos ahora, fue creado a principios del siglo XVIII por Bartolomeo Cristófori, un italiano nacido en Padua que se dedicaba a la construcción de clavecines

Piano / Ilustración
Piano / IlustraciónCréditos: Pixabay
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Una tarde, hace algunos años, Verónica escuchó por la radio la transmisión en vivo de un concierto para piano. 

Antes de que la música comenzara, la conductora de la emisión, gran experta en música, estuvo hablando sobre el compositor, el intérprete y sobre el instrumento.

De pronto hizo un comentario muy singular:

“Si un extraterrestre llegara a nuestro planeta”-, dijo, “-y me encargaran que le mostrara un objeto que resumiera la esencia de los seres humanos yo, sin dudarlo, le mostraría un piano”.

Verónica se sorprendió, interrumpió lo que estaba haciendo y puso toda su atención en la voz de la conductora que continuó hablando:

“El piano, dijo, es un prodigio de la técnica y del ingenio, dos ingredientes importantísimos de la inteligencia humana. Pero sólo la pasión y el amor por la música logran arrancarle sus más bellos y expresivos sonidos.”

El comentario se quedó girando en la mente de Verónica.

Pasión e inteligencia, los dos ingredientes distintivos del ser humano, ambos presentes en ese instrumento maravilloso: el piano. 

A partir de entonces los sonidos del piano cobraron para ella nuevos y más valiosos significados y se ha vuelto una entusiasta escucha de múltiples sonatas, conciertos y piezas populares interpretados con ese instrumento.

Además se dio a la tarea de conocer más sobre su historia.

El piano, tal como lo conocemos ahora, fue creado a principios del siglo XVIII por Bartolomeo Cristófori, un italiano nacido en Padua que se dedicaba a la construcción de clavecines.

Este hombre inventó un ingenioso y complejo mecanismo que permitió que el intérprete pudiera crear sonidos más dulces o más intensos de acuerdo a la fuerza que le imprimiera a las teclas.

Originalmente el instrumento se llamó “piano-forte”, que en italiano significa literalmente “suave y fuerte”.

Tiene en su interior un conjunto de cuerdas metálicas con diferentes sonidos, que son percutidas por pequeños martillos que se activan al presionar las teclas.

Los antiguos clavicordios y clavecines, en cambio, hacían sonar las cuerdas a través de una aguja que las pulsaba y que no permitía mayores matices. 

Otra cualidad inédita del piano es que permitió a los intérpretes la producción de diferentes notas a mayor velocidad con lo que los recursos sonoros aumentaron muchísimo.

El piano cambió la historia de la música y dejó huella en la creatividad de los más extraordinarios compositores.

Las grandes piezas escritas para el piano, son uno de los más grandes tesoros que tiene la humanidad.

Hoy, en la era del disco compacto y las plataformas digitales, podemos disfrutar fácilmente del enorme placer de escuchar las sonatas de Mozar o de Schubert, las obras de Beethoven, las polonesas de Chopin y las dulces composiciones de Debussy.

Y también las piezas de grandes creadores mexicanos como Manuel M. Ponce o Felipe Villanueva.

Actualmente la musicoterapia se sirve de los sonidos del piano para ayudar al tratamiento de algunas dolencias físicas y emocionales, ya que este instrumento beneficia a nuestro cerebro favoreciendo su adaptabilidad y elasticidad.

Como dijo el biólogo estadounidense Gerald Edelman, ganador del premio Nobel por sus trabajos sobre el sistema inmunitario: “Escuchar música no es un acto pasivo, es también un acto de creación, de memoria y de imaginación.”

Cuerdas de piano / Ilustración / Pixabay