EL MISTERIO DE LOS ESPEJOS

El misterio de los espejos

Los espejos eran objetos de lujo, difíciles de adquirir y mucho menos comunes de lo que son hoy en día. Por sus cualidades y por su simbolismo, los espejos han sido siempre objetos atractivos y un tanto misteriosos

Espejos / Ilustración
Espejos / IlustraciónCréditos: Foto de Tuva Mathilde Løland en Unsplash
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27 Jul 22 - El misterio de los espejos

“Espejo, espejo mágico, dime una cosa: ¿Quién es en este reino la mujer más hermosa?”

¿Recuerdas esta frase?   Sí, ¡por supuesto!

Es el conjuro de la madrastra de Blancanieves para preguntarle a su espejo mágico si alguna mujer había logrado opacar su belleza.

El espejo de ese cuento es uno de los más célebres de la literatura y es un símbolo de egoísmo y vanidad.

Estoy segura de que conoces bien la trama.

El cuento infantil de Blancanieves es uno de los más famosos, porque inspiró el primer largometraje sonoro de dibujos animados, realizado por Walt Disney en 1937.

Pero el origen del cuento es mucho más antiguo.

Se remonta al año 1812 cuando los Hermanos Grimm, célebres cuentistas alemanes, lo publicaron por primera vez.

Aunque, en realidad, el relato se basa en una leyenda popular del siglo XVI.

En aquel entonces los espejos eran objetos de lujo, difíciles de adquirir y mucho menos comunes de lo que son hoy en día. Por sus cualidades y por su simbolismo, los espejos han sido siempre objetos atractivos y un tanto misteriosos.

Son superficies reflejantes que tienen la claridad suficiente para formar una imagen de tamaño natural pero de apariencia invertida.

Hoy son económicos y se fabrican en serie con vidrios lisos recubiertos con metales líquidos como plata, estaño o aluminio.

Pero antiguamente no eran así. Los pueblos primitivos usaron placas de obsidiana muy pulida que resultaba sorprendentemente reflejante.

Más adelante, en Grecia, Roma y Egipto se emplearon metales bruñidos como oro, plata, bronce o hierro.

Fue hasta el siglo XVI, en la isla de Murano, cerca de Venecia, donde comenzaron a fabricarse con cristal de gran calidad recubierto con mercurio.

Los espejos venecianos alcanzaron precios tan altos que las damas de la aristocracia difundieron la superstición de que romper un espejo traía siete años de mala suerte. Con ello se aseguraban de que sus sirvientes fueran excesivamente cuidadosos al limpiarlos.

En 1835 el químico alemán Justus von Liebig inventó el sistema que se usa actualmente y los espejos se volvieron más accesibles.

Y tú, ¿Cuántos espejos tienes en tu casa?  Hoy no nos imaginamos la vida sin ellos.

Los llevamos en la bolsa, los encontramos en los muros de las oficinas, en las tiendas, en los supermercados y hasta en los elevadores.

Cuando estamos frente a ellos es muy difícil reprimir el impulso de voltear a vernos y revisar nuestro aspecto.  Pero, ¿Qué es lo que vemos cuando nos miramos en el espejo?

La sociedad actual, obsesionada con la imagen y con los estereotipos de belleza, ha llegado a convertir a los espejos en los vigilantes más severos y en verdugos de nuestra autoestima.

Nos comparamos con imágenes publicitarias y dejamos de apreciar nuestras cualidades.

¡Qué cara traigo! ¡Qué ojeras! ¡Me sobran varios kilos! ¡Qué mal se me ve este pantalón!

¿Eso es lo que te dices cuando estás frente al espejo?

Dicen los psicólogos que los bebés reconocen por primera vez su imagen en el espejo entre los 12 y los 18 meses de edad.

Ellos disfrutan mirarse y se sienten satisfechos al percibir su sonrisa y su personalidad.

Te invito a que recuperes ese gusto.  Haz amistad con tu imagen del espejo y conviértelo en un aliado que te ayude a sacar lo mejor de ti.

No permitas que sea un guardián regañón que dañe la confianza en ti mismo.

Mujer frente a espejo / Ilustración / Foto de Nikita Shirokov en Unsplash