EL GARBANZO

El garbanzo - beneficios

El origen de su cultivo y consumo es muy antiguo, pues se han encontrado sus restos en algunas excavaciones neolíticas. También se sabe que estuvo presente en los Jardines de Babilonia, en Egipto y la India.

Garbanzo / Ilustración
Garbanzo / IlustraciónCréditos: Pixabay
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GARBANZO - BENEFICIOS

Dice el viejo refrán que “el león no es como lo pintan” cuando quiere referirse a que nada puede ser tan malo como la gente dice y éste es justo el caso del garbanzo.

Por motivos desconocidos, este sustancioso grano ha sido catalogado desde hace mucho tiempo como un alimento representativo de la insignificancia o la pobreza; pero nada más alejado de la realidad, pues se trata de una semilla con excepcionales cualidades, que hoy voy a compartirte.

Proviene de una planta herbácea, perteneciente a la familia de las leguminosas, que llega a medir unos 60 cm de alto, con raíces profundas que le permiten adaptarse a suelos áridos o secos. Su tallo principal es delgado, las hojas pinadas y las flores de color blanco o rosado. Como fruto produce una vaina que guarda dos o tres semillas.

Estas semillas son redondeadas y su aspecto semeja la cabeza de un carnero. Por esta apariencia, su nombre científico es Cicer arietium, que hace referencia a la palabra latina aries que significa precisamente “carnero”.

El origen de su cultivo y consumo es muy antiguo, pues se han encontrado sus restos en algunas excavaciones neolíticas. También se sabe que estuvo presente en los Jardines de Babilonia, en Egipto y la India.

Del Medio Oriente pasó a la cuenca del Mediterráneo y pronto se popularizó entre los romanos, fenicios y cartagineses. Ellos lo introdujeron en España y, de ahí, llegó hasta América.

Actualmente sus principales países productores son India, Pakistán, Turquía, Canadá y México.

En cuanto a su riqueza nutricional, hay pocos alimentos que se le comparen. Su contenido en proteínas supera el del huevo o la leche y casi iguala al de la carne.

Además, cuenta con casi todos los aminoácidos esenciales para la nutrición humana, excepto la metionina. Sin embargo, para remediar esta deficiencia se recomienda combinarlo con cereales, como maíz, arroz, trigo o amaranto; diversas verduras; ingredientes cárnicos o pescado. De estas combinaciones han surgido platillos muy apreciados en la cocina de varios países, como el cocido madrileño y el potaje en España, la farinata en Italia o el humus en el Norte de África.

Igualmente, el garbanzo tiene un alto valor energético derivado del almidón que contiene, el cual ayuda a sentir saciedad y brinda calorías por varias horas debido a se absorbe lentamente. Esto resulta muy útil para las personas con diabetes, ya que permite un adecuado control de la glucosa.

Asimismo, es una buena fuente de lípidos insaturados, más que otras legumbres, en particular de los ácidos oleico y linoleico.

También es una valiosa fuente de vitaminas del complejo B que promueven el adecuado funcionamiento del sistema nervioso y ayudan a desintoxicar el hígado; así como de hierro y otros minerales necesarios para combatir la anemia y mantener diferentes funciones vitales.

De igual forma, su fibra ayuda a disminuir el colesterol, a una adecuada salud intestinal y a prevenir el estreñimiento. Por otro lado, su bajo contenido en sodio permite que sea incluido en dietas para el control de la presión arterial.

Por todos estos beneficios, más nos valdría reconocer la enorme riqueza del garbanzo y cambiarle la fama para que ésta deje de ser su condena y se convierta en su fortuna.

Incluyamos pues este maravilloso grano en nuestra dieta regular.

Garbanzo en ensalada / Ilustración / Pixabay