ADULTO MAYOR

Gruñón

Una teoría señala que a medida que los seres humanos se tornan mucho más conscientes de la brevedad de la vida, se incrementa el valor relativo de los días restantes

Adulto mayor / Ilustración
Adulto mayor / IlustraciónCréditos: Foto de yerling villalobos en Unsplash
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07 Nov 22 - Gruñón

¿Qué tan cierto es que entre mas envejecemos más nos hacemos gruñones?

¿Por qué mi abuelito está siempre tan enojado?, le pregunta un poco indignada una niña a su mamá como justificación por no querer ir a visitarle. Yo escucho a la distancia y trato de comprender tanto a la madre que quiere convencer a la pequeña para que visite a su abuelo como a la niña que se queja de su constante mal humor.

En las películas y en los libros, el estereotipo del viejito gruñón está presente. Diferentes estudios científicos aseguran que la intolerancia y las costumbres antisociales en las personas mayores tienen una explicación natural; la ciencia ha confirmado que a medida que pasan los años, el ser humano se vuelve menos social, mucho más crítico.  ¿Pero será cierto que mientras más edad se tenga, el mal humor se incrementa?

Una teoría señala que a medida que los seres humanos se tornan mucho más conscientes de la brevedad de la vida, se incrementa el valor relativo de los días restantes. Es decir, se tornan más selectivos a la hora de elegir la manera en que pasan sus días y con quién y por eso dejan mucho menos tiempo para nuevos encuentros sociales. Suena lógico, pero esto no tiene nada qué ver con el estereotipo generalizado de “viejito gruñón”.

Ahora bien, gran cantidad de investigaciones que comparan los niveles de mal humor en hombres y mujeres señalan que, en el caso de los hombres, la irritabilidad aumenta cuando decaen los niveles de testosterona, la hormona que aumenta músculos, reduce la grasa en el organismo, afecta la energía y mejora el deseo sexual, así como también el estado de ánimo e incrementa la irritabilidad.

Independientemente de las causas científicas, existe un prejuicio general en que, al llegar a la edad de un adulto mayor, es decir, mayores de 60 años, las personas pierden el ánimo de emprender cosas nuevas, su carácter se amarga y se tornan gruñones o malhumorados. Este prejuicio, extendido por la mayor parte de la sociedad, hace que se discrimine por la edad, es decir, que se asocie el proceso de envejecimiento con el declive físico, mental y emocional.

 Estudios en las universidades de Texas, Berkeley y Duke, determinaron que las personas mayores no tienen más probabilidades de ser irritables o desagradables en comparación con una persona más joven.  Es decir, se tiende a colocar una etiqueta.

De hecho, según el estudio realizado por estas universidades, las personas de más de 60 años de edad tienen una facilidad especial para expresar sus emociones tal y como las experimentan, es decir, demuestran mucho mayor amor, compasión y paz con las cosas más sencillas de la vida, como un atardecer, los amigos cercanos y el disfrute de sus nietos. Así lo ratifica Lourdes Mejía, doctora en innovación y administración educativa, quien afirma que envejecer y ser gruñón son dos variables independientes que desafortunadamente se han asociado sin razón alguna.

Así que, como hijos de adultos mayores, tratemos de inculcar a nuestros hijos que no debemos etiquetar a nadie ni prejuzgar. Como adultos mayores, entendamos que una etiqueta no define nuestros sentimientos y que la vejez es un privilegio, una etapa que se debe vivir sin miedo y con plenitud.

Es importante aprender que la irritabilidad, la depresión o la apatía sin causa aparente pueden ser signos prematuros de algún trastorno mental que debe atenderse.

Adulto mayor / Ilustración / Foto de Tim Doerfler en Unsplash