PACIENCIA

La flor de la paciencia

La palabra paciencia deriva del latín patiens, el que padece; implica sufrimiento porque esperar nos hace sufrir y evitar el dolor nos hace impacientes

La flor de la paciencia / Ilustración
La flor de la paciencia / IlustraciónCréditos: Twitter @MsCiencia2
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La paciencia es la habilidad de mantenerte tranquilo frente a la decepción, la angustia o el sufrimiento. Es el arte de esperar. Una virtud que actualmente no se cultiva mucho que digamos en esta sociedad, en la que pensamos de forma constante en el futuro y cuando este llega damos un paso adelante para pensar, de nuevo, en el futuro.

Vivimos en un mundo frenético que exige resultados inmediatos, tener todo bajo control. Saber esperar es, hoy por hoy, un ejercicio activo de fuerza y coraje. La palabra paciencia deriva del latín patiens, el que padece; implica sufrimiento porque esperar nos hace sufrir y evitar el dolor nos hace impacientes.

La tecnología ha creado en nosotros la expectativa de la inmediatez, evitar la espera. La paciencia se entrena, se aprende. La paciencia nos lleva a vivir aquí y ahora, a disfrutar el momento presente y a vivirlo, a sentirlo y ser conscientes de ese instante, Es, decía Immanuel Kant, la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.

Tener paciencia no significa resignarse a que las cosas pasen de la manera que nos pasan, tampoco es abandonar el esfuerzo que hacemos para que todo camine según el empeño y el esfuerzo que comprometemos en cada actividad que nos proponemos realizar.

Hoy quiero platicarte de un espectáculo natural que se presencia al noroeste del país, en Sonora, uno de los estados más grandes del país. Allí, entre el desierto y el mar, entre Desierto de Altar, Playa de San Carlos y la Bahía de Kino, entre diferentes especies de animales y plantas, se encuentra la flor de la paciencia, una planta maravillosa que se abre cada siete años y su espectáculo dura solo siete días, luego de los cuales, vuelve a dormir.

La flor de la paciencia o Rumex patientia, es una planta de la familia de las poligonáceas; extraña y llamativa. Es originaria de América, donde se descubrió por primera vez; sin embargo, también se encuentra en Asia y África. Esta maravilla mide aproximadamente un metro de longitud y, como muchas otras flores, se subdivide en al menos 1000 especies más.

Actualmente se cultiva en todo el mundo y existen dos tipos de variedades: las perennes y las anuales. Sus hojas tienen forma de haz; sus flores, pétalos blancos o rosas con un color acre y sabor amargo.

También se le conoce como acederón o begonia. Regalar esta planta es mostrar a la persona que estamos dispuestos a esperar o a soportar algo sin alterarnos. También es señal de amabilidad y cordialidad. 

El acederón es una planta exótica que además de mostrarnos una gran lección, posee propiedades medicinales. Su raíz es un laxante lento pero seguro, -también de ahí procede su nombre, pues es necesario esperar varias semanas para notar su efecto.

Rumex patientia ayuda en casos de eccemas o anemias por falta de hierro. Sus hojas se consumen como verdura y como infusión o jugo; aplicadas de forma externa, tanto sus hojas como su raíz, machacadas, tienen un efecto cicatrizante sobre úlceras y llagas.

Si somos capaces de observar la naturaleza, es claro que ella nos otorga mensajes claros, nos da lecciones.

Rumex patientia nos da esta lección: crecer lentamente, sin parar, con paciencia y en silencio para luego florecer y mostrar nuestra belleza en todo su esplendor.

Tener paciencia es confiar que todo al final saldrá y será para bien.

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