COHABITAR

Cohabitar

Esto es particularmente importante en las ciudades, en donde se concentra una gran cantidad de personas y donde se conjuntan múltiples problemas con un ritmo de vida acelerado, que dejan poco margen al interés y al aprecio por las especies animales y vegetales que en ellas existen

Biodiversidad / Ilustración
Biodiversidad / IlustraciónCréditos: Foto de Cam James en Unsplash
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16 Nov 22 - Cohabitar

Si alguna enseñanza nos ha dejado la pandemia, sin duda es la relevancia de vivir en armonía en un mismo espacio y de respetarnos los unos a los otros cuando compartimos nuestro hogar.

Pero este aprendizaje no solo es aplicable a nuestra familia para tiempos de confinamiento, es un conocimiento mucho más amplio y profundo para saber cohabitar en nuestro planeta con todos los demás seres que la pueblan y que, tal como nosotros, tienen derecho a vivir plenamente en él.

Esto es particularmente importante en las ciudades, en donde se concentra una gran cantidad de personas y donde se conjuntan múltiples problemas con un ritmo de vida acelerado, que dejan poco margen al interés y al aprecio por las especies animales y vegetales que en ellas existen.

Ante este panorama, celebro que algunas instituciones, como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, se hayan dado a la tarea de crear conciencia sobre los beneficios que nos brindan los árboles en las ciudades y la importancia de protegerlos. Gracias a su iniciativa de ciencia ciudadana llamada Vecinos Verdes nos ayudan a identificar a las diferentes especies arbóreas que podemos encontrar en parques, camellones y banquetas.

De esta manera, las personas interesadas no solo pueden conocer un poco más de ellas, sino también aprender a valorarlas y ayudar a conservarlas. Como bien se dice, no se puede amar lo que no se conoce.

Como ejemplo de estos maravillosos vecinos verdes que nos acompañan en la Ciudad de México, hoy te platico sobre dos árboles emblemáticos. El primero es el Ahuehuete, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa “viejo del agua”, porque crece en lugares donde abunda el agua, como las orillas de los ríos.

Es una especie nativa de México que se distribuye desde el sur de Texas hasta el noroeste de Guatemala; de dimensiones colosales, pues puede llegar a medir 40 m de altura y 14 en el diámetro de su tronco; y de extraordinaria longevidad, con algunos ejemplares que han vivido más de 2000 años.

Para nuestras culturas originarias era un árbol sagrado que, además de adornar los jardines de los gobernantes, se empleó en la medicina tradicional como cicatrizante y para curar úlceras y quemadura. Por todo ello, desde 1921 se le nombró árbol nacional.

Por su parte, el Ahuejote es un árbol endémico y distintivo del Valle de México ya que, desde la época prehispánica, ha sido empleado para fijar el suelo de las chinampas y como cortina rompevientos para los cultivos que en ellas se siembran. Por eso es tan característico de los paisajes de los lagos de esta región.

Se trata de una especie de apariencia esbelta con una fronda estrecha y que llega a medir entre 1 y 13 m de altura; de rápido crecimiento, pero que vive pocos años, apenas unos 20 o 30.

Su nombre también deriva del náhuatl, de la voz atl, que quiere decir "agua" y huexotl, que designa a los árboles de la familia de los sauces. Para los nahuas es un árbol sagrado y representa al guardián que mantiene la estructura ente el cielo y la tierra.

Si con esta información te has quedado picado y tienes la curiosidad de conocer más de los árboles que encontramos en las ciudades, te invito entonces a consultar la página de los vecinos verdes que es:

www.biodiversidad.gob.mx/cienciaciudadana/vecinos-verdes

Espero la disfrutes.

Biodversidad / Ilustración / Foto de Jeevan Katel en Unsplash