El día de hoy Gaby Vargas habla de un compañero humilde y sagaz, el burro. Muchos pasajes en las santas escrituras están llenos de simbolismos, y en la historia de este legendario viaje no pueden faltar. Por ello, yo me pregunto si hubo una razón particular para elegir a un sencillo burro como el compañero en la travesía de María y José para llegar al lugar donde nacería su hijo.
Si bien los burros se han asociado con un carácter necio y poco inteligente, para muchas culturas también han sido símbolo de nobleza, fuerza y tesón para el trabajo arduo.
Los burros, junto con caballos y cebras, pertenecen a la familia de los équidos, que se caracterizan por tener un único dedo, con una ancha pezuña en cada extremidad.
Los burros fueron introducidos en América por Cristóbal Colón, quien en una de sus expediciones trajo a varios de estos animales. Posteriormente, otros colonos que llegaron a la Nueva España introdujeron diversas variedades provenientes de España y de Francia. En este continente, además de sus tradicionales usos en la agricultura y el transporte, fueron empleados en la minería.
En la mayoría de los casos, estos entrañables animales son inteligentes y agradecidos; extremadamente dóciles; rudos y toscos, pero también delicados y tiernos; y su capacidad de resistencia es incuestionable.
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