Cada día nos queda más claro que para ser senador o diputado no es necesario conocer de leyes, basta con tener un compadrazgo político o ser famoso. Y sino, habría que preguntarle a actores, cantantes y hasta futbolistas que han llegado a ser legisladores.
El caso más reciente es del de Erasmo Catarino González Delgado, ganador de la cuarta generación de La Academia, un reality show producido por TV Azteca, quien luego de que Luis Melgar Bravo solicitó licencia, la semana pasada rindió protesta como senador de la República por el estado de Chiapas y ya se vio envuelto en su primera polémica, con su postura en contra de la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Como Erasmo Catarino, también conocido como el “Conde de Xalpatláhuac”, hay muchos casos que han llegado a ocupar un escaño como diputados o senadores, por ejemplo el futbolista Cuauhtémoc Blanco, la actriz Carmen Salinas, el cantante y actor Sergio Mayer, o Filemón Arcos de los Joao, quien incluso llegó a presidir la Comisión de Cultura.
Tal parece que ser legislador cada día pierde más credibilidad y respeto, y no porque ser cantante o actor sea indigno, sino porque en la mayoría de los casos ni siquiera tienen una formación académica o experiencia profesional que cumplan con el perfil requerido para ser diputado o senador.
Sumando… De Monterrey a Sevilla, mismas promesas nulos resultados
En marzo de 2022 la ciudad de Monterrey fue el marco de una cumbre histórica: la primera Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo realizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La idea central era concretar compromisos asumidos por las potencias económicas para combatir la pobreza global, sin embargo, como se recordará, el foco terminó apuntando al tristemente encuentro en el que Vicente Fox “despachó” de regreso a su par cubano, Fidel Castro, para evitar incomodar al presidente George W. Bush.
Un lamentable símbolo del difícil equilibrio entre la soberanía regional y la hegemonía global, pero a la vez un emblema que persiste casi un cuarto de siglo más tarde ¿Cómo financiar un desarrollo justo, sostenible y universal cuando las reglas del sistema financiero internacional permanecen inamovibles sin visos de ser modificadas en favor de quienes más lo necesitan?
El mecanismo implementado por la ONU busca paliar esa falla estructural tratando de alinear recursos tanto públicos como privados sin importar su nacionalidad, apuntando directamente a las metas de desarrollo particularmente en las naciones del sur global. Repensar como se movilizan fondos, como se construyen alianzas globales y cómo se rediseñan los sistemas fiscales y financieros para garantizar la equidad.
La periodicidad lo dice todo: cuatro conferencias en dos décadas, y no por falta ni de ánimo ni de necesidad, el gran dique sigue siendo la reticencia de las grandes potencias a reinventar las reglas del juego. Las elocuentes promesas siguen en el limbo: las transferencias tecnológicas, la condonación de la deuda y el financiamiento climático, consideran, pueden seguir esperando.
A diferencia de lo ocurrido con sus predecesoras, esta 4º Conferencia llega en un momento particularmente critico con un cambio climático desbordado; una creciente desigualdad; el endeudamiento hijo de la pandemia del Covid-19 y una migración forzada que busca ser contenida por todos los medios. Pese a situaciones extremas, el impulso político global no ha sido el suficiente, a diferencia de las exultantes cumbres del G7 o G20, las conferencias de los pobres carecen de un impacto, simple y sencillamente porque el desarrollo requiere distribuir poder, recursos y voces que muchos de los gobiernos del norte prefieren no escuchar.
México llegará al encuentro de Sevilla con una propuesta concreta. Crear un pacto fiscal global que evite la evasión y elusión fiscal de las grandes corporaciones transnacionales, y que permita que los países en desarrollo accedan a los recursos que legítimamente les corresponden.
Sin una equidad difícilmente se habrán de cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, una trampa mortal que condena a muchas sociedades a la marginación estructural sin posibilidad real de progreso.
Multiplicando… Evoluciona compraventa de vivienda en México
En menos de cinco años, México se ha convertido en uno de los ecosistemas proptech más dinámicos de América Latina. Con más de 112 plataformas inmobiliarias activas —y casi el 60?% fundadas recientemente— el mercado ha evolucionado hacia modelos más ágiles y centrados en el usuario. Esta transformación ha permitido que cada vez más personas accedan a soluciones digitales para comprar, vender o financiar vivienda, especialmente en el segmento de vivienda usada, donde la demanda crece y los precios se mantienen por debajo del promedio nacional.
Un actor clave en esta transformación es Tuhabi, que ha logrado escalar su operación manteniendo el enfoque en eficiencia y rentabilidad. En el primer trimestre de 2025, el precio promedio de las viviendas vendidas a través de su plataforma fue de 1.2 millones de pesos, frente a los 1.86 millones del promedio nacional, lo que refleja su compromiso con la vivienda asequible. Además, cerca del 50?% de sus transacciones ya se realizan con apoyo de inteligencia artificial, lo que ha incrementado la productividad comercial en más del 40?%.
Gracias a esta tecnología, procesos que antes eran manuales o fragmentados hoy están unificados: valuaciones automáticas, seguimiento de prospectos, validación documental, precalificación hipotecaria y firma electrónica, todo dentro de un mismo flujo digital. Esto no sólo ahorra tiempo, también reduce errores, mejora la experiencia del usuario y amplía el acceso a soluciones financieras.
Con un mercado cada vez más exigente y menos tolerante al crecimiento sin rentabilidad, las plataformas que realmente entienden el sector están tomando la delantera. Tuhabi es un ejemplo claro: combina tecnología, datos y conocimiento del mercado para ofrecer soluciones concretas. Hoy, más que innovar por innovar, el reto está en entregar resultados reales en un entorno que exige agilidad, transparencia y valor para millones de familias mexicanas.