OPINIÓN LETICIA GONZÁLEZ MONTES DE OCA

Orgullo

La vida rara vez es como la planeamos; el drama inútil no está tanto en lo que no se esperaba, sino en poner a pelear a la realidad que no fue con la que se presentó.

Dejar de hacer eso es salir de la oscuridad en la que decidimos no vivir.
Dejar de hacer eso es salir de la oscuridad en la que decidimos no vivir.Créditos: Canva
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Oí a alguien decir: “¿Día del orgullo? Para mí no es cosa de orgullo ser heterosexual, ¿por qué sería para alguien motivo de orgullo ser homosexual?”

Pensé en la batalla interna que implica para muchas personas ser auténticamente quienes son, sin intentar el camino fácil y finalmente inútil de fingir que fueran alguien diferente. Y en el valor que se requiere a veces para seguir el camino del corazón sin tener que hacer como que no se escucha lo que está diciendo.

Pensé en el coraje que a veces necesita una persona para despreciar una vergüenza gratuita y absurda, pero que pareciera que debe estar presente; y para renunciar a la herencia ancestral de la culpa, cuando comprende que no le corresponde. De todo eso, por supuesto que sí: qué orgullo.

Pensé en los hijos que dan lecciones de valentía cuando encuentran la fuerza para decir: papá, mamá, esta es la persona que soy y esta es mi alma. Y en el reto para los papás de estar a la altura, para decir con toda autenticidad, sin dudas, sin frenos: tu felicidad será la mía, no tengo requisitos para amarte, aquien ames le daremos la bienvenida, quiero para ti una vida en libertad igual ahora que lo he querido siempre.

Y claro que sí: qué orgullo para esos hijos, qué orgullo para esos papás.

Pensé en el reto de elegir enfocarse en estar al lado en la decisión de vivir en autenticidad, y no en los túneles oscuros por los que se puede pasar, o en la gente que va a murmurar, o en las agresiones que pudiera haber. Y, cuando se logra, sentirse orgulloso, cómo no, en pleno derecho.

La vida rara vez es como la planeamos; el drama inútil no está tanto en lo que no se esperaba, sino en poner a pelear a la realidad que no fue con la que se presentó. 

Dejar de hacer eso es salir de la oscuridad en la que decidimos no vivir.