En medio siglo, muchísimas cosas nos han ocurrido, cambiado, y surgido, pero también otras tantas han dejado de pasar, se han delegado o abandonado. La reciente publicación del libro: “La evolución cultural en México. Cuatro décadas de cambios de valores, 1982-2023” coordinado por Alejandro Moreno es una radiografía sobre cómo ha cambiado, evolucionado y retrocedido la sociedad mexicana en los valores y conceptos mexicanos.
En este ejercicio panorámico y óptico de cuarenta años y cinco generaciones analizadas, nos permite entender la transformación de las dinámicas sociales que tenemos las y los mexicanos a partir del péndulo del los (viejos y nuevos) valores donde se fundamentan, explican y expresan nuestras conductas sociales, colectivas e individuales, los cuales repercuten en las formas de organización e integración grupal, social, gremial, ideológica hasta religiosa e incluso digital, pasando por la democracia, los estilos de vida, las formas de consumo y aspiraciones, conductas y expresiones de las diversidades sexuales, políticas o culturales.
De los sucesos de ruptura y cambio generacional entre los abuelos (la generación posrevolucionaria) a la Generación Z – nacida a finales del siglo XX y la primera década del presente milenio– están definidos por la era digital que marca el mayor momento de brecha entre una época y otra, con las consecuencias que ello han traído, un mundo definido entre las plataformas digitales y la resistencia a la inteligencia artificial por una generación anteriores a los Millenials. Entre la inmediatez y la añoranza, las libertades y el conservadurismo.
Decía Octavio Paz: “Ser uno mismo, es siempre llegar a ser otro que somos, más que nada como promesa o posibilidad de ser”. Y en este libro, nos deja patente que si bien las y los mexicanos hemos cambiado como sociedad en los últimos cuarenta años, también persiste una trayectoria de valores y creencias que se van heredando y reforzando, con lo que ello implica, por ejemplo aspectos como el clasismo persiste, a diferencia, según este estudio, del arraigo guadalupano, estas nuevas generaciones son menos religiosas que las anteriores, para fomentar conceptos como la libertad, la democracia, la diversidad y la digitalización.
En materia de Derechos Humanos, las generaciones Z y Y han incorporado nuevos valores no sólo a los conceptos de sociedad, familia y política, sino a la salud y la sexualidad. Si la llamada Generación X creció con las revoluciones sexuales y el amor libre, no vislumbraron el feminismo ni las identidades de género, de sexo y sexualidad como una diversidad de autodefinición y relación, lo que hoy día ocurre, junto con nuevos valores como son los nuevos conceptos gastronómicos: veganos, vegetarianos y crudistas.
En los procesos de cambio y transformación de las dinámicas socioculturales que hemos experimentado en las últimas cuatro décadas, según las analiza y describe Moreno en esta reciente publicación, define cuatro ejes valorativos por donde nos movemos las y los mexicanos en nuestro actuar individual y colectivo: Los valores tradicionales que descansan en lo religioso y la familia, rechazando el aborto o el divorcio y enaltecen el orgullo nacional. Los valores seculares-racionales: son aquellas personas o grupos cuyas decisiones y creencias están basadas en la secularización, es decir sin fines religiosos o dogmáticos y parten de las evidencias científicas, rompen con moldes tradicionales o establecidos. Los valores de supervivencia: son aquellos que basan su sistema de valores y creencias en la seguridad económica, física y material. No creen en lo colectivo, lo social y las libertades, prefieren lo tradicional y establecido. Los valores de autoexpresión: se basan los por los conceptos de diversidad, su sentido de tolerancia es más amplio, creen en la democracia y no creen el futuro.
Escribió Louis Menand “Las generaciones son el pulso de la historia”; ¿A cuál latido generación pertenezco y deseo pertenecer? Esa es la pregunta que debemos formularnos para saber cómo estamos siendo latido histórico en nuestro país.