OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Mitos y retos del trabajo (in)formal:

El trabajo informal tiene varias percepciones que van desde la precarización del sueldo y forma de empleo hasta la evasión de pago de impuestos.

Estamos ante enormes mitos y retos del trabajo informal en nuestro país.
Estamos ante enormes mitos y retos del trabajo informal en nuestro país.Créditos: Cuartoscuro
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El pasado jueves 1° de mayo, fue Día del Trabajo, una de las fechas más importantes para el mundo, pues se trata de la conmemoración que busca reflexionar y expresar una de las luchas del sector obrero por dignificar sus labores y mejorar las condiciones de vida. Porque a pesar de las múltiples legislaciones, organismos internacionales, aún existe precarización en ciertos tipos de empleos y oficios, así como leyes que garanticen las condiciones de prestación social.

México, en los últimos años ha ido haciendo cambios a las leyes laborales con el objeto de mejorar salarios, jornadas y relaciones contractuales obrero-patronales, pero aún seguimos con un enorme rezago en sectores del trabajo informal – que alcanza una población económicamente activa de 7.4 millones– y representan poco más del 14% de las personas que tienen un empleo; ya que cerca de 59.5 millones trabajan y cuentan con un salario, según el reciente informe del INEGI.

El trabajo informal tiene varias percepciones que van desde la precarización del sueldo y forma de empleo (pocos ingresos, sin prestaciones sociales marcadas por la ley, jornadas laborales extremas, etc.) hasta la evasión de pago de impuestos y la desleal competencia a empresas, pymes y especialistas legales y formalizados. En este sentido, de los más de 7 millones de personas en informalidad laboral, un millón tienen ingresos mensuales de más de 31 mil pesos; cerca del 13% son profesionistas que trabajan en condiciones de informalidad con profesiones como abogados, arquitectos, médicos, nutriólogos, odontólogos y contadores. Y esta población no entran en la composición demográfica de pobreza media y baja nacional. 

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se considera trabajo informal aquellas actividades económicamente remuneradas que no están registradas, reguladas o protegidas por los marcos legales laborales. Lo que provoca que aquellos trabajadores no gocen de prestaciones (como seguridad social, horarios o jornadas laborales) y al mismo tiempo que muchos de estos trabajadores no paguen impuestos. 

Sin embargo, el otro rostro del empleo informal es la existencia de las condiciones de sobrexplotación laboral en sectores como servicios domésticos y personales, el comercio en vía pública, la construcción, agropecuario, industria manufacturera y los oficios como plomero, carpintero, electricista o costureros, donde se registran los peores salarios (algunos por debajo del mínimo establecido en la Ley Federal del Trabajo). Siendo estos sectores los más vulnerables en materia de salud, vivienda e inseguridad.  Este es uno de los retos mayores en la construcción de una cultura laboral de derechos y disminución de la explotación por grupos fuera de la legislación o del crimen organizado que han creado empleos informales para blanquear ingresos explotando a la población más marginada de la sociedad mexicana. 

En consecuencia, el trabajo informal se enfrenta a enormes retos que van desde la falta de pagos de impuestos fiscales, ni contribuciones a la seguridad social, ni los registros de ingresos o egresos, y muchas operaciones comerciales/mercantiles se realizan en efectivo. El otro lado de esta condición laboral es aquella población que de autoempleo asume sus responsabilidades tributarias, sus actividades laborales están registradas ante el SAT y cuentas bancarias, pero no son sujetos a servicios públicos de salud, vivienda y horarios laborales de ley. 

Estamos ante enormes mitos y retos del trabajo informal en nuestro país, en las formas precarias de un empleo sin protección legal y la baja recaudación fiscal por parte de empleadores que no registran la actividad laboral. El mundo del empleo está cambiando y…  ¿las organizaciones también?

Abramos la discusión: @salmazan71