HÉCTOR ZAGAL

Un influencer llamado Papa

El Papa es un líder de opinión, con una influencia moral, una repercusión mediática y un poder simbólico.

El Papa no es simplemente un líder religioso; es el vicario de Cristo en la tierra.
El Papa no es simplemente un líder religioso; es el vicario de Cristo en la tierra. Créditos: EFE
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Era una mañana helada de enero. La nieve cubría las inmediaciones del Castillo de Canosa, donde se alojaba el Papa Gregorio VII. Afuera, arrodillado, descalzo y vestido con una túnica burda y rasposa, Enrique IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, imploraba al Pontífice que le levantase la excomunión. Así de poderosos eran los Papas de la Edad Media. ¿Y los Papas del siglo XXI? ¿Por qué son relevantes?.

En primer lugar, porque el Sumo Pontífice es la cabeza de la Iglesia Católica. Para los católicos, el Papa no es simplemente un líder religioso; es el vicario de Cristo en la tierra. ¿Se han preguntado por qué el escudo papal tiene un par de llaves? Son las llaves del Reino de los Cielos que, según el catolicismo, Jesús entregó a Pedro y sus sucesores. Ciertamente, el catolicismo es una religión en agonía en Europa y decrece en América Latina.

Además, buena parte de los católicos lo son de nombre. Únicamente en África el catolicismo crece significativamente. Aun así, el catolicismo sigue siendo una religión importante en el mundo. Basta revisar la importancia del voto católico en la segunda elección de Trump.

En segundo lugar, el Pontífice es el jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, un diminuto Estado soberano que, en términos prácticos, es una monarquía absoluta como Arabia Saudita, Brunéi y Omán. Contra lo que algunos piensan, el Vaticano no es un Estado rico.

Aunque sus finanzas son poco transparentes, el patrimonio y los ingresos del Vaticano son relativamente modestos. Pero desde el punto de vista diplomático, el Vaticano conserva un halo de prestigio. Basta pensar en la importancia que tuvo para Palestina ser reconocido por el Vaticano como Estado.

La diplomacia vaticana moderna tiene una tradición de mediación, y en un mundo polarizado, las 180 embajadas (nunciaturas) del Vaticano son una red de influencia digna de consideración.

En tercer lugar, el Papa es un líder de opinión, con una influencia moral, una repercusión mediática y un poder simbólico. Para decirlo provocativamente, es un influencer con solideo. Recordemos cómo, durante la reciente campaña presidencial, después de que Gálvez fue recibida por el Papa Francisco, Sheinbaum acudió de inmediato al Vaticano.

A pesar de no ser católica, Sheinbaum no podía permitirse que su contrincante sí tuviese una fotografía con el Papa y ella no. Así de importante es la figura papal en la política mexicana. En un mundo de personajes disruptivos, como Trump, Milei o Bukele, Francisco jugó bien sus cartas.

Su estilo de comunicación directo, su desprecio por los viejos protocolos, su buen humor, pero también sus enojos y regaños, le ganaron la simpatía de muchos no católicos.

¿Qué retos enfrentará el nuevo Papa?

Como cabeza del catolicismo, debe enfrentar con más fuerza los crímenes de pederastia y el encubrimiento de tales delitos dentro de la Iglesia Católica. Reconocer con más hondura el dolor de las víctimas, intentar reparar el daño, determinar las causas estructurales que propiciaron tales crímenes y seguir diseñando mecanismos que impidan tales horrores son algunos de los puntos en los que el nuevo Papa deberá seguir trabajando.

Debe impulsar que el catolicismo sea práctico y coherente, es decir, que se traduzca en la vida social, política y económica. Para decirlo llanamente, nada más contradictorio que un empresario que comulga en la misa dominical pero no cumple con sus obligaciones legales con sus empleados.

Como cabeza del Estado Vaticano, debe transparentar y sanear la economía del Vaticano. Benedicto XVI y Francisco lo intentaron, pero había demasiados intereses internos. No es ningún secreto que algunos funcionarios de la curia han hecho un uso indebido del dinero del Vaticano.

Como líder de opinión, el nuevo Papa debe encontrar un estilo de comunicación propio. Una de las críticas más fuertes que se hizo a Francisco es que, con su estilo, había alejado a católicos conservadores y que, si bien había atraído la simpatía de no católicos, estos nuevos simpatizantes son como los seguidores de un influencer: con la misma facilidad con que le dan "like" a su influencer favorito, también pueden ponerle el “no me gusta”.

El nuevo Papa debe mantener un estilo de comunicación directo y fresco, que atraiga tanto a católicos como a no católicos. Quizá, por primera vez en la historia, veamos un Papa que sí gestione por sí mismo sus redes sociales. Recordemos que Francisco no tenía celular.

En un mundo poblado por políticos cínicos y oportunistas, hacen falta figuras coherentes que, más que hablar de valores, los encarnen.

(Héctor Zagal, autor de este artículo, conduce el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal” en MVS 102.5 FM)