¿Les gustaría entrar al coliseo romano para ver los espectáculos de gladiadores? ¿Qué se sentiría cabalgar con una armadura entre castillos? Cuando van al baño, ¿han pensado en las comodidades de nuestro WC? Piensen en lo incómodo que era orinar en bacinicas por la noche y vaciar el contenido cada mañana por la calle al grito de ¡agua va!
Esa curiosidad ha dado pie a que los escritores reconstruyan aquellos escenarios y los siembren de ficciones. Y a este tipo de trabajo se le conoce como novela histórica.
El auge de este tipo de historias se dio durante el romanticismo. Una de las características de este movimiento artístico y literario es la idealización del pasado y los sentimientos nacionalistas. Muchos escritores románticos escribieron novelas históricas, porque les disgustaba la vulgaridad del mundo industrial y capitalista y sus ciudades grises, llenas de hollín de miseria.
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Seguramente nos vendrá a la mente la novela “Nuestra señora de París” (1831), hoy conocida como “El jorobado de Notre Dame”, de Víctor Hugo. La novela, por cierto, no es azucarada como la versión de Disney.
Otra gran novela histórica del romanticismo es la de Alejandro Dumas, “Los tres mosqueteros”. Dumas fue un escritor francés del siglo XIX, que publicó su historia en 1844. Cuando éramos niños, la gente de mi generación leyó con entusiasmo los libros de Dumas. La saga de los Mosqueteros se ambienta en Francia durante los reinados de Luis XIII y Luis XIV. Yo, como otros niños, quería ser espadachín y mis padres me compraron un florete de plástico, que me quitaron cuando vieron que, aunque el arma fuese de juguete, eso de batirme en duelo con mi hermano menor era un peligro para los floreros de mi casa.
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La historia se centra en el joven D’Artagnan, quien, en su camino por convertirse en mosquetero, termina entablando una amistad con tres de ellos: Athos, Porthos y Aramis: “¡Todos para uno y uno para todos!”
Otro magnífico ejemplo de la novela histórica es “El nombre de la rosa” del italiano Umberto Eco. Este escritor, quien murió hace ocho años, tomó un monasterio medieval como escenario para su historia de detectives. Para mí, ha sido una fuente de inspiración. Mi novela más reciente “El vampiro del Virrey” (Planeta) tiene una fuerte influencia de Eco.
¿Ustedes qué tan fans son de la novela histórica? ¿Recuerdan la primera que leyeron? ¿Cuál es su favorita?
Les cuento que Mónica Hernández y yo, ambos autores de Planeta Libros, estaremos el sábado 30 de noviembre en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. A las 16:00 hrs, en el Salón C del Área Internacional dentro de la Expo Guadalajara, hablaremos de “El arte de contar mentiras: la novela histórica”. Si son de Guadalajara o van a la FIL, ¡espero verlos por allá!
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal
(Héctor Zagal y Óscar Sakaguchi, coautores de este artículo, son conductores del programa “El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5 todos los miércoles a las 22:00 y los sábados a las 17:00)