Una larga y arraigada tradición política a la mexicana, define la elección presidencial de su sucesor a través de la designación del líder del ejecutivo que dé certeza a la continuidad del proyecto, ideología y fuerza institucional-ideológica partidista y presidencia, tal forma implementada desde 1929, es decir casi un siglo, llamada dedazo se continúa sistémica y consensuadamente entre dirigentes, partidos y electorado.
En esta semana, la declinación de la priísta Beatriz Paredes a contender como candidata a la presidencia en el 2024 por Frente Amplio por México que conforman el PRI, PAN y PRD y antes de Santiago Creel Miranda del PAN, ambos a favor de fortalecer a su mejor personaje político Xóchitl Gálvez, se puede leer como una expresión más de la bonita tradición partidista del dedazo. Pero más que una práctica, el símbolo es más contundente, estamos asistiendo al mismo modelo de gobernarnos: la simulación de la democracia, el cinismo de los elegidos y en muchos casos, de la continuidad. Es decir, nada nuevo, nada distinto, nada por mejorar.
Por su parte, las encuestas de salida que las diversas firmas de este tipo de proyecciones y futurismos –casi siempre erróneas en sus resultados o peor aún en sus metodologías e imparcialidades– ya comenzaron a hacer la danza de los datos y especulaciones: la ventaja por la candidata consentida de AMLO: Claudia Sheimbaum con una ventaja de 10 puntos porcentuales de su contrincante Xóchitl Gálvez. Aún sin realizarse el proceso interno de MORENA, el dedazo advierte el “cantado resultado” que tanto señala el presidente con referencia a los de enfrente, pero que se replica en casa con su sello e identidad de permanencia.
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Aunque comienzan a vislumbrarse lo que viene internamente en el partido oficial (MORENA) entre las dos “corcholatas” más fuertes Sheinbaum y Ebrard, es probable que la simulación y luego el reclamo de los perdedores en el dedazo disfrazado de votación democrática, revele lo que ya sabemos: la inconformidad y el destape de sus relaciones de fuerzas y juegos amañados.
Es quizá por eso, que el Frente Amplio por México prefirió el dedazo directo, desarticular la elección interna y fiel a su ritual y herencia del Maximato, adelantan el nombre de su candidata, sin más encuestas, preguntas, votaciones simuladas de sus electores afiliados a esta triada partidista. Nada nuevo, nada diferente ni alterativo, estamos asistiendo a las viejas formas de simular democracia los que ahora juzgan y señalan autoritarismo presidencial. Y el otro lado, responde a la misma táctica y estrategia aprendida en su paso por los partidos que hoy son su oposición que por ello, el presidente sabe tanto de los movimientos que llevan a cabo y los revela sin pudor en las mañaneras.
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Dos fuerzas sin palanca de resistencia marcarán a partir de la siguiente semana y hasta julio del 2024 la estrategia del dedazo y las apuestas de sus partidos que medirán su músculo, su histórica herencia formativa de hacer política. Olvidando un ejercicio democrático para el electorado que seguimos siendo meros espectadores de los que nos gobierna, gobernaran y deciden de la forma más obvia y burda: el dedazo.
Abramos la discusión: @salmazan71