OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

De la Raza Cósmica a la 4T

El presidente López Obrador ha empeñado su ideología en el proceso cíclico que los Generales revolucionarios cimentaron para construir el Estado de 1921, quizá como ningún otro dirigente de esta nueva centuria.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Créditos: Cuartoscuro
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Desde 1921 en que se creó la Secretaría de Educación Pública (SEP) comenzaron a editarse libros con el objeto de institucionalizar la historia y los sabres-habilidades de los estudiantes y docentes que instruían a los hijos de la Revolución Mexicana, bajo el postulado vasconcelista emanados de su obra La raza cósmica que partía de cuatro fundamentos: el debate sobre la historia de las razas, las culturas universales, las revoluciones sociales y el pasado occidental. Con lo que buscó crear un discurso oficial de la historia, de los conocimientos básicos y las artes, con estricto apego a la supremacía del Estado, a lo que Octavio Paz llamó “el ogro filantrópico, es decir, un contenido de saberes y habilidades desde los pupitres de las escuelas oficiales, siendo el protagonista del conocimiento el Estado como un padre protector que domina, vigila y castiga.

Los contenidos, pedagogías, metodologías, ediciones y capacitaciones académico-editoriales de los libros de texto que la SEP ha ofrecido a lo largo de un siglo han tenido en común el corte ideológico del Estado y época en que se producen. Las diversas reformas al sistema de educación, evaluación, profesionalización docente, así como los materiales tanto didácticos, materiales pedagógicos y edición de estos libros para los estudiantes de educación básica han pasado por infinidad de procesos de sus contenidos, formas de abordarlos, polémicas memorables, sin exentar pifias y erratas insólitas, así como gestas, héroes e ideologías definidas en el contexto y sistema de creencias institucionales-oficiales que imperan en el momento de su elaboración. No olvidar, que los libros de texto gratuitos que ofrece el sistema educativo mexicano derivan de la construcción oficial del Estado posrevolucionario que descansó su lucha en los principios sociales que se convirtieron en garantías y oferta de campaña: educación, reforma agraria y laboral. 

Asistimos ahora en esta segunda década del siglo XXI a este movimiento ideológico -con todos sus defectos, contradicciones, promesas y revoluciones de postulados– llamado en nuestro país: Movimiento de Regeneración Nacional 4 Transformación, que retoma el proceso cíclico que los Generales revolucionarios cimentaron para construir el Estado de 1921 y un siglo más tarde, con ese mismo sentimiento de “justicia social” Andrés Manuel López Obrador ha empeñado su ideología en este rumbo, quizá como ningún otro dirigente de esta nueva centuria: retoma el pasado de la estirpe heroica; arriesga y rubrica con su ideología, su producción discursiva, su obra monumental, sus programas sociales y ahora, los libros de texto, el último de los eslabones de un sistema más allá de Estado, sino partidista e histórico, reescribir el pasado, las ideas y apostar por la memoria colectiva hacia el futuro como parte de esta Historia Nacional de los líderes, caudillos, revolucionarios, héroes y mesías de la identidad nacional. 

Nos falta conocer, estudiar, revisar a detalle los contenidos de los libros de texto del Sistema Nacional de Educación que serán parte de los materiales pedagógicos y de instrucción formativa de los estudiantes de primaria que comienzan a circular en las aulas de los más 220 mil planteles en todo el país, donde cerca de 25 millones de alumnado recibirán esa información; seguro perfectible, pero lo más importante es el corte ideológico-histórico que contiene. Es ahí donde estará trazado el pensamiento, las propuestas y el sentir no sólo de un país, sino de una memoria, historia e identidad mexicana desde la base de un Estado y su política social que parece indicar no es para un sexenio, ni sólo exclusivo de nuestro país. Es esta propuesta de construcción ideológica la que debe ocuparnos para entonces trabajar por sus contenidos y transformaciones en una próxima generación. Como ocurrió hace un siglo con el pensamiento vasconcelista que por medio siglo trazó el sistema educativo público en nuestro país, con todo lo que ello significó. 

Abramos la discusión: @salmazan71