OPINIÓN LUIS ANTONIO DURÁN

'ÁTTA': Contemplar música en desolación y esperanza

Luego de 10 años, Sigur Rós regresa con su octavo álbum de estudio “ÁTTA”

“Glóð”. Un mundo en caos. Desiertos que se extienden por incendios y cambio climático.
“Glóð”. Un mundo en caos. Desiertos que se extienden por incendios y cambio climático.Créditos: Captura de video.
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Cápsula de Luigi Durán

“Glóð”. Un mundo en caos. Desiertos que se extienden por incendios y cambio climático. Desconexión por pantallas ilusivas de afecto y abismos de scrolling. Caminamos sobre la arena de un apocalipsis que llega poco a poco en murmullos de calderas y humo. La ira se disipa en desolación y depresión. Pero aún debajo de las polvaredas, existen semillas. La melancolía aviva la esperanza de encontrar luz para crecer de nuevo.

Luego de 10 años, Sigur Rós regresa con su octavo álbum de estudio “ÁTTA”, en el que, acompañados por la Orquesta Contemporánea de Londres, dirigida por Robert Ames, pintan un paisaje de 10 canciones tan grande como el horizonte, que resplandece como la luz cegadora al despertar de un gran letargo, de un gran sueño.

“Blóðberg”. Jónsi reza los lamentos de su corazón, mientras las cuerdas los expande y amplifica. La niebla tiembla como su voz. No importa el idioma, pues podría ser islandés o Hopelandic (su lengua creada); cada nota te sostiene, te abraza, como un fantasma amigable acompañando este camino oscuro, con destino idílico.

“Klettur”. El paraje se quebranta con metales siniestros, pero los violines se abren paso junto al latido firme del tambor. Pronto llegan al final de una cueva. La luz resplandece con brillos iridiscentes. Se siente el calor por la piel, cada nota cae como un rayo de sol, hasta que se unen en un gran destello; el triunfo de la banda.

“Andrá”. Respira. No estás solo. Georg “Goggi” Holm y Kjartan “Kjarri” Sveinsson, quien volvió al grupo tras más de una década, se unen a Jónsi en esta gran exhalación. Sin alguna percusión, logran crear un crescendo de emoción que culmina con la voz de viento de Jónsi. Contempla aire, contempla música, contempla vida.

“Gold”. Las palabras flotan, como suspiros cuyo significado es etéreo. La música da pincelazos del paisaje que vive en cada mente. Depende de la luz interior qué mundo verás: una isla, una costa, una montaña, un atardecer, un amanecer, un bosque, un desierto. ¿Dónde está esa desolación, esa melancolía… esa esperanza? ¿Dónde vive tu alma?

“8”. Sigur Rós invita nuevamente a contemplar el atardecer de un mundo que se consume hasta la cenizas. Mirar cómo se desvanece la luz, sentir la brisa fría congelando la nariz, dejar que una lágrima caiga por un sentimiento sin palabras. Respirar hielo, exhalar tiempo. Dejar que la piel se convierta en aire, sentir los pies por encima del suelo, abandonar la oscuridad y vivir la esperanza del siguiente día.