Una vez más, el presidente Andrés Manuel López Obrador muestra su talante autoritario al atacar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La operación de desacreditar no es nueva, diría que es el sello de su administración. Sí, lo que le incomoda, y no controla, lo ataca.
En el caso de la máxima casa de estudios, el torpedo ha sido constante y ha dicho, varias veces, que “perdió su esencia y se convirtió en individualista” y está dominada por lo "más retrógrada". Ahora la tiene contra la pared por el escándalo del plagio de la tesis de la Ministra Yazmín Esquivel, esposa de su constructor favorito, José María Riobóo.
En lugar de condenar el deleznable hecho de la abogada, enfocó su ataque a la UNAM y le exigió que se deje de “politiquerías” para decidir si se le retira el título; al mismo tiempo que dejo entrever sus verdaderas intenciones:
“Que actúen con autonomía, no nos vamos a meter a la vida interna de la UNAM, para nada. Esa es una cuestión que se debe tomar en cuenta, siempre se metía el gobierno, a quitar rectores”, dijo López Obrador.
Sí, el también quiere “quitar rectores”, esa es su verdadera intención, de fondo, en la embestida contra la UNAM. Como le hemos informado en noviembre próximo la Junta de Gobierno de la máxima casa de estudios designará al sucesor del Doctor Enrique Graue y el presidente quiere participar o imponerse en la elección.
Basta recordar los ataques al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al Instituto Nacional Electoral (INE) a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), por no ajustarse a sus caprichos y frenar sus proyectos absolutistas.
Acaso el presidente olvida que las instituciones son las formas de organización que garantizan a una sociedad estructura y estabilidad. Destruir las instituciones bajo la consigna de “estás conmigo o contra mí”, es atentar contra la sociedad y debilita el sistema democrático que lo llevó al poder.
Dirigir sus enconos a la máxima casa de estudios, que tiene una oferta educativa a nivel de licenciatura de 131 carreras en diversas áreas y 31 sedes académicas en todo el país, sólo confirma que la pluralidad de pensamiento, de crítica, que se crea en las universidades choca con su visión totalitaria.
Al presidente de la #4Transformación le molesta el conocimiento, la libertad de pensar, de discernir, la libertad y la autonomía. Le resultan incómodas porque no las controla, las considera peligrosas, porque evalúan sus acciones y programas. Además, representan a los grupos críticos que cuestionan su gobierno.
López Obrador afirma que “todas las universidades fueron sometidas por el pensamiento neoliberal”. Sin embargo, olvida el papel fundamental que jugaron estudiantes y académicos para consolidar la alternancia en el poder.
Su flaca memoria no le permite, o no quiere recordar las asambleas en CU, con Cuauhtémoc Cárdenas y su visita a la Facultad de Ciencias Políticas en 2011 para pedir apoyo a su Movimiento de Regeneración Nacional.
En 2019, se buscó impedir la reelección de Enrique Graue. ¿Será que AMLO busca imponer al rector de la UNAM en noviembre próximo? ¿Quiere incluir a la máxima casa de estudios en la sucesión presidencial?
El tema no es menor, la comunidad universitaria ha demostrado ser un gran aliado en diversas causas y dejó de serlo para la #4T. Prueba de ello los resultados electorales de 2021, en la Ciudad de México, cuando Morena perdió más de la mitad de las alcaldías.
Entonces, López Obrador cuestionó el aburguesamiento de las clases medias. Afirmó que los grados universitarios no solo no aseguraban una mayor conciencia social, sino incluso la debilitaba. Ahora busca la revancha y quiere aplicar su evangelio: “estás conmigo o contra mí”
Así las cosas, conviene atender la reflexión del gran filósofo español Fernando Savater: “Quizá La educación es el antídoto contra la fatalidad. La fatalidad provoca que el hijo del pobre sea siempre pobre, que el hijo del ignorante sea siempre ignorante. Una buena educación hace saltar estas barreras por los aires. La educación es lo más subversivo que hay”.
Vericuentos
Congreso - pasarela presidencial
En tiempos de la #4Transformación, siguen vigentes los usos y costumbres del partido hegemónico. Las fracciones de Morena en el Congreso tendrán como invitados a sus reuniones plenarias a sus aspirantes a la presidencia de la República. Al Senado acuden el próximo martes 31: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, su anfitrión será “el rebelde” Ricardo Monreal. En la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, organizó su plenaria entre Toluca y la CDMX. ¿Invitarán a Monreal como aspirante presidencial ahora que Mario Delgado, dirigente de Morena ya lo reconoció como precandidato? El cierre de la plenaria será en la capital mexiquense con el fin de dar un espaldarazo a Delfina Gómez, su candidata a la gubernatura del Estado de México. ¡Órale!
Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
@guillegomora