POLÍTICA

El plagio es lo de menos

La ministra habló ante el pleno de la Corte y aseguró que una autoridad (la fiscalía de la Ciudad de México) había definido que la plagiada era ella.

Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.Créditos: Foto: Twitter @SCJN
Escrito en OPINIÓN el

Recuerdo aquel anuncio en el sexenio de Enrique Peña Nieto, una bomba periodística pegaría directamente en Los Pinos. Todos atentos. La noticia era un análisis hecho por una gran cantidad de académicos que revelaba que la tesis del presidente tenía párrafos mal citados, y otros copiados. El plagio no excedía el 30%, y fue suficiente para ser un escándalo que levantara varias cejas; la Universidad Panamericana no pudo hacer mucho, y el resto de las instituciones educativas tuvieron que revisar la forma en la que estaban enseñando a citar, y la vara con la que se estaban midiendo los trabajos de sus estudiantes. No era una bomba informativa, revelaba un trabajo mal hecho de un estudiante universitario que seguro poco sabría de la relevancia de su tesis una vez que se convirtiera en presidente. 

En el caso de la Ministra Esquivel, las similitudes entre su tesis y la que se presentó antes rebasan el 90%. También se trataba de una estudiante de derecho, que cometió un error, seguramente promovido o alentado por su directora de tesis. ¿Qué habría ella de saber que llegaría a ser ministra de la Suprema Corte de Justicia? ¿Qué iba a saber la estudiante que ser la ministra consentida de López Obrador para ocupar la presidencia de la Corte, llevaría a que el trabajo de la estudiante fuera revisado con lupa? No es que quiera bajo ninguna circunstancia defender un plagio, pero creo que podríamos ser capaces de verlo con la mirada con la que veríamos a un estudiante, cualquier estudiante: hizo mal, pero era una estudiante, no una Ministra de la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, lo preocupante fue lo que vino después. 

La ministra habló ante el pleno de la Corte y aseguró que una autoridad (la fiscalía de la Ciudad de México) había definido que la plagiada era ella. Mañosamente un día antes se distribuyó a medios la carpeta de investigación en la que presentaban las pruebas de la ministra como si se tratara de la resoluciones de la fiscalía: lo que un par de días después la misma fiscalía se encargaría de desmentir. Se inventó que un hombre enfermo había confesado ser el plagiador, cosa que él negó al único medio de comunicación que pudo entrevistarlo, asegurando además, que nadie había ido a buscarlo a su puerta. Se hizo frente a un error de juventud, con una estrategia atropellada, como quien por tapar una error menor, termina por cometer un crimen. Preocupa más el remedio que la enfermedad. 

El presidente no oculta su molestia. Repite el ataque a la UNAM por no poder tomar una decisión final, y cuestiona la calidad moral de quienes señalan. Sin darse cuenta que cuando los señala, revela que son iguales. Por eso es que el plagio es lo de menos.