OPINIÓN JEZIRET GALLARDO

El Mandato Británico de Palestina

¿Cómo el sionismo logró colonizar Palestina con apoyo de Sociedad de Naciones y Occidente?

Gran parte de los territorios del Medio Oriente se convirtieron en países independientes salvo Palestina.
Gran parte de los territorios del Medio Oriente se convirtieron en países independientes salvo Palestina.Créditos: Pixabay
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Al finalizar la Primera Guerra Mundial, y con la disolución del Imperio Otomano, gran parte de los territorios del Medio Oriente quedaron bajo el Mandato Británico. Después de algunos años, la mayoría de estos territorios se convirtieron en países independientes salvo Palestina. El Mandato Británico de Palestina inició hace 100 años, en 1922 y duró hasta 1948, cuando logró su objetivo: establecer un hogar nacional para los judíos. En el artículo de hoy, comparto la historia de cómo el sionismo logró colonizar Palestina con apoyo de Sociedad de Naciones y Occidente, tal como lo sigue haciendo hoy.

Desde finales del siglo XIX, la idea de crear un estado de judíos era algo que cruzaba por la mente de personas como Theodor Herzl, un escritor y político austrohúngaro judío, quien es conocido como el fundador de la Organización Mundial Sionista y, que en 1896, publicó el libro titulado “El Estado de los Judíos” donde, como sugiere el título, proponía el establecimiento de un Estado judío soberano en Palestina para solucionar “la cuestión judía” (antisemitismo). Para ello, sabía que requería la atención y el apoyo de los representantes de los países occidentales, pues en ese tiempo, Palestina era parte del Imperio Otomano.

En artículos anteriores he abordado el tema del sionismo y del antisemitismo, por lo que retomaré solo algunas ideas que considero relevantes. El sionismo como ideología política se ocupa de idear el estado judío y no solamente de defenderlo de manera que, aunque hoy en día –y desde 1948— el Estado de Israel es una realidad, éste sigue en expansión mediante la colonización del restante territorio palestino, es decir, el sionismo sigue activo y sigue ideando el estado judío.

Los judíos sionistas, porque recordemos que no todos los judíos son sionistas, tuvieron “la fortuna” de conseguir mediante tácticas políticas una nación para un pueblo, pues hay muchos otros pueblos como el kurdo, el gitano, el rohingya, el yazidí o el hazara, que no han tenido la misma suerte y han sido igualmente perseguidos, marginados y violentados de manera sistemática. Sin embargo, este hecho no da derecho a ningún pueblo de arrasar con la población local de un territorio y establecer un sistema de apartheid para colonizarlo y resolver “la cuestión de su pueblo”.

Los líderes sionistas han sido muy astutos al difundir esta ideología –vendiendo por supuesto lo mejor de ella— entre los judíos a través de escuelas y programas especiales en Israel y en todo el mundo para hacerse de un territorio a partir del despojo. También supieron actuar en los momentos precisos, pues en plena Guerra Mundial, en el año de 1917, lograron comprometer al gobierno británico a apoyar el “establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”.

A través de una simple carta que envió el entonces ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur J. Balfour, a un político y líder judío británico sionista llamado Lionel W. Rothschild quedó asentada la piedra angular para la futura creación del Estado de Israel. Pero Lionel, no era solo un líder judío sionista, sino un Rothschild; una familia de la nobleza proveniente de Frankfurt, Alemania, cuyos negocios financieros e industriales los hicieron tremendamente ricos, poderosos e influyentes en todo el mundo. Esta carta es conocida como la Declaración de Balfour y la Organización Mundial Sionista la hizo pública.

Cabe señalar que la figura de Mandato era otorgada por la Liga de las Naciones (que más tarde se convirtió en la Organización de las Naciones Unidas), y su función era otorgar el gobierno de las antiguas colonias alemanas y otomanas –los perdedores de la Primera Guerra Mundial— ubicadas en Asia y África a alguna de las naciones miembro de la Sociedad, es decir, a los ganadores de la Guerra.

Se consideraba que las colonias no tenían las capacidades para gobernarse a sí mismas (¿pero qué pueblo colonizado sí?) por lo que quedaron bajo una cierta “tutela”. Los Mandatos se dividieron según el tipo de “desarrollo” que tenían los pueblos en cada territorio; en el caso de Líbano, Siria, Irak y Palestina, se consideraba que eran territorios “avanzados”, por lo que se les otorgó la independencia provisional. Aun así, Líbano y Siria fueron administrados durante unos años por Francia, mientras que Irak y Palestina quedaron bajo la administración británica. En 1949, tanto Irak, Líbano y Siria habían obtenido su independencia, pero, para entonces, en lugar de existir Palestina, se había creado un nuevo Estado sobre ella: Israel.

Pero el plan maquiavélico ya llevaba tiempo gestándose, cuando el Reino Unido estableció su Mandato sobre Palestina en 1922, integró la Declaración de Balfour de 1917 a sus objetivos del Mandato. En los años siguientes, comenzaron oleadas masivas de inmigración judía hacia Palestina, las cuales intentaron frenarse sin éxito y, por el contrario, aumentaron todavía más durante la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, varios judíos, más que alinearse con los preceptos sionistas que buscaban la colonización de Palestina, buscaban un refugio donde estuviesen fuera del alcance de los nazis.

Durante su Mandato, el Reino Unido favoreció a los judíos para que pudiesen obtener tierras en Palestina (aunque desde antes las obtenían) por lo que esto, aunado a las inmigraciones masivas, comenzó a crear un ambiente de hostilidad, rivalidad e inconformidad y la armonía en la que vivían los distintos grupos étnicos y religiosos se rompió. La violencia se desató en 1937, cuando los nativos palestinos comenzaron a buscar su independencia, los enfrentamientos continuaron entre judíos y árabes y al Reino Unido se le salió de las manos la situación, por lo que recurrió a las Naciones Unidas para que resolviera el conflicto que había creado.

 

En 1947, Las Naciones Unidas pensó que lo más conveniente era dividir el territorio en dos: uno para los judíos que acababan de inmigrar en las décadas pasadas y otro para los árabes palestinos nativos. Los judíos, a través de sus líderes sionistas se vieron complacidos con dicha resolución. Claro que, de no tener un territorio, a que las Naciones Unidas te ofrezca uno, por supuesto que fue una enorme ganancia y la victoria de su empresa colonial. No así para los árabes palestinos a quienes se les obligó a regalar su territorio.

No conformes con la resolución de la ONU y la rapidez con la que los sionistas crearon su Estado nación sobre Palestina, las guerras se extendieron por la región y, los sionistas, al vencer en dichas guerras, lograron hacerse de más territorio palestino. Reino Unido se retiró del conflicto que creó y lo dejó en manos de la ONU, quien no ha hecho más que expresar sus comentarios y condenas hacia el proceder sionista. Para su buena fortuna, Israel encontró un nuevo aliado poderoso: los Estados Unidos, quien vio en los líderes sionistas, y su nuevo estado, un enclave amigo en Medio Oriente.

Sin entrar en detalles, la situación no es muy distinta ahora que en aquel momento. Desde 1967 Israel se convirtió en el nuevo ocupante del territorio palestino y, mediante diversas tácticas militares, políticas y económicas se ha anexionado su territorio progresivamente creando una catástrofe humanitaria que ha convertido en refugiados a más de siete millones de palestinos. Son ahora ellos quienes viven en la diáspora, en campos de refugiados o bajo la violencia del apartheid israelí, temiendo perder sus hogares en cualquier momento.

Pese a reportes que detallan la brutalidad y el apartheid sionista, las campañas para hacer whitewash al sionismo hacen que su rechazo sea tachado de antisemitismo. Por si no fuera poco, no solamente Israel viola los derechos humanos del pueblo palestino, también lo hacen empresas como Meta; hace unos días, un nuevo informe confirmó la censura que los palestinos sufrieron por parte de Facebook e Instagram (Meta) durante la guerra en Gaza en 2021.

 

Mientras, los sionistas continúan dando discursos motivadores, como el primer ministro israelí, Yair Lapid, quien la semana pasada dijo ante la Asamblea de las Naciones Unidas que estaba “a favor de una solución de dos estados” y pedía a los palestinos “deponer sus armas” porque “la paz es la decisión más valiente que se puede tomar”. Días después, en Hebrón se instalaba un arma automática para controlar más a la población que vive bajo el yugo de la ocupación israelí desde hace 55 años.

Jeziret Gallardo

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