OPINIÓN JEZIRET GALLARDO

Dos años de la explosión en el Puerto de Beirut

¿Cuál es el contexto actual de esta nación de la costa mediterránea y el panorama del país tras dos años posteriores a la explosión?

Los silos del puerto de Beirut con un incendio activo en su parte inferior
Los silos del puerto de Beirut con un incendio activo en su parte inferiorCréditos: EFE
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Hoy se cumplen dos años desde que 2,750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en el Puerto de Beirut explotaron y dejaron un saldo de 207 muertos, más de 7,000 heridos, 300 mil personas desplazadas y daños materiales a 20 kilómetros a la redonda. Líbano, azotado por una guerra civil que duró 15 años, intervenciones, guerras e inestabilidad económica, política y social–cosas bastante comunes en países con un pasado colonial— hacen que esta explosión parezca una alegoría de los problemas que aquejan a este país del Medio Oriente desde hace décadas. En esta nota se dará un breve contexto actual de esta nación de la costa mediterránea y se verá cuál es el panorama del país tras dos años posteriores a la explosión.

En Líbano había tensiones desde antes de la explosión, en el año 2019 la gente protestaba de manera pacífica por el alza en los impuestos, la corrupción y la desigualdad; sin embargo, la pobre respuesta ante la pandemia por COVID-19 y la explosión del 2020, terminaron de encender la mecha de una población que ya sufría los efectos de la mala gestión de un país en manos de políticos incompetentes por lo que, durante 2020, las protestas continuaron y se intensificaron, la gente ya no solo querían menos impuestos, sino justicia.

En primer lugar, la explosión nunca debió ocurrir; son bien conocidos los riesgos del nitrato de amonio, un compuesto químico que se utiliza como fertilizante y que, en confinamiento o exposición a altas temperaturas, puede ocasionar explosiones. Ese cargamento de 2.7 toneladas llevaba seis años en el puerto y, aunque aún no se sabe exactamente lo que ocurrió, la versión más aceptada es que un incendio en una bodega adyacente calentó el material y provocó la explosión que se sintió y se escuchó en algunos países vecinos. 

Varias autoridades habían informado del riesgo que existía en el puerto por la acumulación de productos químicos, el mismo presidente, Michel Aoun, declaró estar informado, pero haber dejado el asunto en manos de las autoridades portuarias. Es decir, todos sabían que podía ocurrir una catástrofe, pero nadie hizo nada para evitarla y, a la hora de pedir justicia, los políticos reclamaron su derecho a la inmunidad y no solo entorpecieron la investigación, sino que apartaron al juez de ésta.

Además, con la explosión, la de por sí deteriorada situación en el país empeoró, la cadena de suministro de alimentos se vio afectada dado que Líbano importa el 85% de sus alimentos y el Puerto de Beirut, el principal del país, manejaba alrededor del 70% de las importaciones. Pero también fueron afectadas escuelas y centros de salud y, desde finales del año 2019 el Banco Mundial en sus predicciones decía que la población por debajo del umbral de pobreza pasaría del 30 al 50% para el año 2020.

Con todo y esto, lo que sí hicieron las autoridades libanesas fue investigar y procesar a personas que participaron en las protestas del 2019 y hacer uso excesivo de la fuerza pública y del ejército para contener a los manifestantes. En Líbano el matrimonio infantil y la violación conyugal siguen siendo legales y ya ni siquiera hablar de las violaciones a los derechos o más bien la inexistencia de derechos para grupos como el LGTBI, migrantes o refugiados, todas estas cuestiones y otras más fueron señaladas en el Reporte Mundial 2021 de Human Rights Watch.

A dos días de la explosión el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una visita que fue criticada por su connotación neocolonial en la que prometió ayudar a la población libanesa. A dos años de la explosión, sigue sin haber justicia ni reparación de daños; Macron no solo no cumplió, sino que respaldó nuevamente a la clase política y dio excusas como que “no es el mejor tiempo” o que “debe de darse oportunidad a las investigaciones locales” para evitar que se lleve a cabo una investigación independiente.

Y, aunque hay mucho más que puede decirse sobre la situación en Líbano, cabe resaltar que la guerra en Ucrania y la falta de divisas (que lleva ya varios años) ha causado que no se vea la luz al final del túnel. Hay escasez de pan y han circulado videos en días recientes donde se ve a personas haciendo largas filas afuera de las panaderías o irrumpiendo en ellas, intentando conseguir algo que llevar a casa y hace apenas unas semanas hubo nuevos incendios en el puerto que causaron el colapso parcial de los silos dañados hace dos años, hechos que reavivaron el trauma y el enojo colectivo.

~ Jeziret S.González Gallardo.