OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Adiós a la escuela

En este ciclo escolar 2021-2022 según los datos de la Secretaría de Hacienda se redujo el gasto público hasta casi el 14%, el más bajo en la última década, escribe Sergio Almanzán.

Edificio SEP
Edificio SEPCréditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

Hoy 9 de julio se cumplen 100 años de haberse inaugurado el edificio de la Secretaría de Educación Pública en nuestro país. En aquel discurso pronunciado por José Vasconcelos, quien era el primer ministro de la naciente dependencia, advertía que “la luz de estos claros muros sea como la aurora de un México nuevo, de un México espléndido donde la ruta sea la educación…” De aquel sueño posrevolucionario vasconcelista basado en la educación laica, pública y gratuita como el eje transformador social a la realidad, un siglo más tarde, es verdaderamente desolador.

La población actual que integra la matrícula escolar en la SEP es de más de 33 millones de estudiantes, con uno de los presupuestos más reducidos en toda su historia de la dependencia y con retos en varios rubros no sólo lo educativo, académico y de infraestructura, sino los emergentes como es el caso de la pandemia que detuvo la inercia de los colegios a nivel mundial.

Junto con esta fecha conmemorativa coincide con el fin de cursos en varios niveles académicos del país. Ha terminado en ciclo escolar en muchos de los colegios públicos del país, tras dos años de pandemia, algunos de los estudiantes fue su primera vez presencial y eso significó otra manera de aprendizaje, pero también para otro grueso de esa población fue el fin de una etapa y no porque concluyan sino porque las condiciones actuales los obligaron a la deserción escolar.

En este ciclo escolar 2021-2022 según los datos de la Secretaría de Hacienda se redujo el gasto público hasta casi el 14%, el más bajo en la última década y en varios estados del país no llegaron los apoyos adicionales en materia de alimentación y materiales educativos para la población estudiantil del sistema básico de la SEP.

A pesar de que la política institucional que la SEP fue de aprobar a todos los estudiantes de todos los grados, con el objeto de reducir el impacto emocional y disminuir la deserción escolar, se suman otros factores familiares que obligan a muchos de esos estudiantes que cambiar el aula por el campo, la fábrica, la migración y el narcotráfico, realidades que no se han frenado en las estrategias gubernamentales para la infancia y juventud en nuestro país.

Según un informe de la Asociación Educación con Rumbo, México ocupa el primer lugar de deserción escolar con respecto a América Latina, que se traduce en cerca 5 millones abandonaron la escuela desde educación básica hasta la universidad y otros 3.6 millones no se inscribirán al siguiente ciclo escolar y esto se suma a los cerca de 4 millones de niñas, niños y adolescentes en México que no iban a la escuela desde antes de la pandemia. Es decir, cerca de 10 millones de este rubro poblacional en nuestro país viven sin educación y formación profesional que reduce las expectativas laborales, económicas y sociales en su futuro.

Entre otras consecuencias que reportan los organismos oficiales y de asociaciones civiles sobre juventud y escuela está el aumento en el consumo de drogas entre niños, niñas y jóvenes en estos dos últimos años de pandemia, derivado de la deserción escolar y en algunos casos, su incorporación al mercado laboral de estupefacientes como medio de vida y apoyo económico a sus familias. En los datos que presentó la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC) en su informe sobre la situación de la Salud Mental y el Consumo de sustancias Psicoactivas en México 2021, el aumento en la población infantil y juvenil de consumo de sustancias psicoactivas fue de un 14% con edades más tempranas y con dependencias más nocivas. Pero de este informe hablaremos en la siguiente entrega.

Abramos la discusión: @salmazan71