OPINIÓN JEZIRET GALLARDO

Resistir para existir: el arte palestino y su iconografía

Aquel año de 1948 sacudió para siempre a la sociedad palestina, transformó todos los aspectos de sus vidas, incluido el arte y la cultura.

Mahmud Darwish
Mahmud DarwishCréditos: EFE
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En un artículo del mes pasado recordamos la Nakba, aquel momento catastrófico en la historia palestina que se ha convertido en parte de su identidad. Aquel año de 1948 sacudió para siempre a la sociedad palestina, transformó todos los aspectos de sus vidas, incluido el arte y la cultura. Desde entonces y hasta ahora, la creación artística de pintores, caricaturistas y poetas hablan del exilio, el despojo, el amor a la tierra y la resistencia y son varios los íconos que estos artistas utilizan en sus creaciones para representar este espíritu de lucha, de esperanza y de añoranza que forma parte de la identidad palestina. En el artículo de hoy veremos algunos elementos de la iconografía palestina y algunas obras de artistas que han echado mano de éstos.

En Palestina el arte es casi siempre sinónimo de resistencia y es que en un contexto donde la ocupación se ha encargado de destruir, reprimir y de censurar toda expresión de lo palestino, este pueblo ha encontrado siempre formas innovadoras para seguir resistiendo, ya que como dicen: “resistir es existir”.

Mural en la ciudad palestina de Nablus donde se lee: “resistir para existir”
Jeziret Gallardo, 2015.

En la actualidad es común que se confisquen banderas palestinas y que los palestinos puedan ser multados por ondearla. Sin embargo, la violencia hacia lo palestino arremete también contra otros símbolos como el árbol de olivo, cuyo cultivo es sustento de miles de familias, pero también es símbolo de su conexión con la tierra y de resiliencia dado que los olivos son capaces de resistir largas temporadas sin agua. Por esta razón, los colonos que viven de manera ilegal en territorio palestino continuamente mutilan, desarraigan y roban (sí, los roban y los plantan en sus colonias) los antiguos olivos de las tierras de cultivo palestinas como una forma de intentar eliminar sus fuentes de ingreso y de cambiar la historia a favor de la narrativa sionista, es decir, borrarles del mapa.

Pese a todo ello, la bandera ondea en las tradicionales protestas que se llevan a cabo cada viernes en diversos pueblos de la Palestina ocupada y los agricultores siguen pizcando el olivo pese a las agresiones e impedimentos que cada año tienen para acceder a sus tierras de cultivo.

Así, artistas palestinos utilizan tanto la bandera como los olivos en sus creaciones de manera recurrente para plasmar la realidad de su gente; pero, además de estos elementos, hay algunos otros que también forman parte de la identidad colectiva palestina y que aparecen reflejados en las obras de artistas locales y en la diáspora a través de las décadas, por ejemplo:

  • La kufiya. Un pañuelo cuadrado hecho de algodón y bordado con patrones muy particulares, el tradicional es blanco con bordado negro, aunque también puede tener bordado rojo. En la actualidad hay versiones con distintos colores de tela y de bordados. Si bien los patrones de bordado de la kufiya tienen un simbolismo más amplio, en términos generales esta prenda es un elemento ampliamente utilizado durante protestas, pero también de manera cotidiana como prenda de vestir ya sea en la cabeza o en el cuello. Es por esta razón que es un elemento que artistas utilizan en sus creaciones, como la ilustradora Shirien Damra (@shirien.creates).
  • La llave. Es común ver llaves antiguas en las pinturas y en otras representaciones artísticas debido a que muchas familias palestinas conservan las llaves originales de las casas donde vivían antes de la implantación de Israel sobre territorio palestino. Aunque el olivo es más recurrente en sus pinturas, Sliman Mansour (@sliman.mansour) utiliza llaves en obras como “La lucha continúa” y “La revolución fue el comienzo”.

El Domo de la Roca. Se trata de la emblemática mezquita de domo dorado que está en Jerusalén, la capital de Palestina, ciudad que guarda un lugar especial en la identidad palestina. La artista Dalia Elcharbini (@daliaeart) hace apenas unas semanas trabajaba en una nueva obra donde incorpora este elemento.

Sin embargo, hubo tiempos en los que ni en las calles ni en los cuadros podía ondearse la bandera Palestina, pero esto solo impulsó a que surgieran nuevas formas de protesta y de expresión y, algunos artistas incorporaron en la iconografía palestina un producto local para desafiar esta prohibición: la sandía. Uno de los artistas que ha tomado a la sandía para su expresión artística es nada más y nada menos que Khaled Hourani (@khaledhourani6), director de Bellas Artes del Ministerio de Cultura palestino, quien realizó una obra de gran formato titulada “Bandera de la sandía” la cual fue exhibida en Toulouse, Francia.

Sin embargo, Hourani se inspiró en pintar la sandía por la historia de Sliman Mansour en la que relata que un soldado israelí le dijo que estaba prohibido no solamente pintar la bandera palestina, sino incluso utilizar los colores de la bandera en su arte con lo que ejemplificó que, si pintaba una sandía, ésta sería confiscada. Así que la idea vino en realidad del soldado y rápidamente Hourani, Sliman y después otros artistas, como Basmah Kishta (@basmahdoingart), comenzaron a utilizar la sandía en sus creaciones e incluso niños en Gaza levantaban desafiantes rebanadas de esta fruta.

Otro elemento que recientemente se incorporó a la iconografía palestina fue la cuchara, esto después de que, en septiembre de 2021, seis prisioneros políticos escaparan de una cárcel de máxima seguridad israelí cavando un túnel con cucharas. Este evento se celebró en toda Palestina y no tardaron en hacerse numerosos cómics políticos y murales donde se mostraba a la cuchara como un símbolo de resistencia y de libertad. Incluso, otros artistas árabes de la región hicieron esculturas en honor a este hecho, como la de Maitham Abdal (@maitham_abdal) de Kuwait.

En el caso de la poesía destaca el trabajo de Mahmud Darwish (1941-2008), considerado el poeta nacional palestino quien, originario de Al-Birwa –un pequeño pueblo de la región de Galilea— se vio forzado a huir de su hogar durante la Nakba. Su poesía crítica se centra en denunciar los atropellos e injusticias cometidos por Israel contra los palestinos, lo que le costó varias detenciones entre las décadas de los 60 y 70. Darwish tiene unos treinta volúmenes de poesía además de ocho libros de prosa. Entre sus obras están los poemarios: “Hojas de olivo” y “Enamorado de Palestina” en los que, a través de las letras, preserva parte de la historia y de la memoria colectiva de los palestinos.

Como dice Mansour, “cuando niegas la existencia de un pueblo es muy fácil tomar sus hogares y sus tierras”, por lo que, el arte palestino se convierte en un legado que reafirma la existencia de un pueblo, de su lucha y de que resistir es existir.

Jeziret Gallardo