OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

Una fría maravilla

Gracias a la refrigeración es posible conservar y transportar ciertos medicamentos y vacunas. Las jornadas de vacunación contra la Covid-19, que aún continúan, han sido posibles gracias a la refrigeración. 

Vacunas contra Covid-19.
Vacunas contra Covid-19.Créditos: Pixabay
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A que no adivinan qué se celebra hoy. ¿Les gustan las nieves, los helados, los raspados? ¿Qué tal un whisky en las rocas o una cerveza fría? ¿Qué sería de las cocinas sin refrigeradores. Nuestras vidas serían otras sin sistemas de refrigeración tan sofisticados como los actuales. Por eso, el 26 de junio se celebra el Día Mundial de la Refrigeración. 

Aunque es posible encontrar nieve en diferentes épocas del año en varias partes del mundo, el verdadero reto es conservarla. Para quienes nacimos y vivimos en la Ciudad de México, es una tradición correr hacia el Ajusco cuando cae nieve. Hacemos muñecos de nieve y jugamos a lanzarnos bolas de nieve. Quienes hayan ido, seguramente han intentado volver a la ciudad con un poco de nieve. Si no llevan un contenedor especial, lo más probable es que se volviera agua en poco tiempo. Los actuales sistemas de enfriamiento hacen posible que se trasladen kilos de nieve o hielo de un lugar a otros sin que se derrita. Pero no crean que somos los primeros en conservar el hielo. Los antiguos egipcios y persas ya contaban con sistemas subterráneos de enfriamiento para almacenar nieve traída de las montañas. Los griegos y romanos (los ricos, claro está) podían disfrutar de una buena copa de vino frío gracias a unos sistemas de enfriamiento similares. 

Durante el virreinato, la ciudad de México recurrió al Popocatépetl y el Iztaccíhuatl para proveerse de hielo. La población novohispana hizo uso de la nieve bajado del volcán para prepararse deliciosas nieves y bebidas frías, pero también como remedio de fiebres y dolores de cabeza. La importancia del hielo era tan grande que el gobierno novohispano monopolizó su explotación. ¿Saben cómo se bajaba de los volcanes? Muchos españoles que obtuvieron una concesión para explotación de la nieve tenían esclavos que cargaban la nieve en sacos con sal para conservarla fría. También llegaron a usarse mulas y burros. El hielo y las nieves eran un verdadero lujo, al alcance de unos cuantos. Un bloque de hielo, todavía a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, podía maravillar a quien lo viera. ¿Recuerdan el inicio de la novela “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez? “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” 

Los sistemas de refrigeración nos permiten guardar en nuestro ‘refri’ hielo, helado, bacalao de la Navidad pasada, caldo de pollo, carnes, mariscos, botellas de tequila. Pero no sólo eso, gracias a la refrigeración es posible conservar y transportar ciertos medicamentos y vacunas. Las jornadas de vacunación contra la Covid-19, que aún continúan, han sido posibles gracias a la refrigeración. 

Celebremos esté día, disfrutando de un helado de mamey. ¿Les parece?

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal @karlapaola_ab

(Karla Aguilar y Héctor Zagal, coautores del artículo, conducen el programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal” todos los sábados a las 17:00 en MVS 102.5 de FM)