DÍA DEL PADRE

¿Los papás comen carne asada?

El hombre es el cazador y a él le correspondía asar la caza. La mujer, en cambio, se encargaba de la recolección de vegetales y frutas silvestres. ¿Será?

A juzgar por el marketing en EU y en México, los varones son quienes asan la carne.
A juzgar por el marketing en EU y en México, los varones son quienes asan la carne.Créditos: Ilustrativa / Pixabay
Escrito en OPINIÓN el

Cuando estaba en primaria, el día del padre apenas si se celebraba. Era una fecha que pasaba casi inadvertida. En buena medida, porque cuando yo era niño, las escuelas primarias terminaban clases por estos días. Tiempos felices en que niñas y niños gozaban de dos meses y medio de vacaciones. Hoy, las vacaciones de verano están reducidas a su mínimo. El resultado, digo yo, es que cuando los profesores de preparatoria recibimos a los estudiantes, los pobres chamacos ya están agotados. Algunos llevan en la escuela desde que tenían dos años. Soy de la idea de que los pequeños deben tener tiempo para jugar, pues la vida profesional ya se encargará de arrebatarles el tiempo libre.

Pero estoy divagando. Les decía que en mi época casi no celebrábamos el día del Padre. Y a las pruebas me remito. Ni en el kínder ni en la primaria, hacíamos regalo para los papás, a diferencia de las (horrorosas) manualidades que elaborábamos para las mamás. Haciendo memoria, recuerdo que en el jardín de niños hice un cenicero para mi papá. Se trataba de un regalo basado en estereotipo: los varones fuman; las mujeres, no. O, alguna de ustedes, mamás, ¿alguna vez recibió un cenicero de regalo de 10 de mayo. El regalito aquel tenía su encanto. Era un cenicero de vidrio, con timbres postales pegados en el fondo del cenicero. Algo sencillo y que, en aquellas épocas, correspondía a la estética de la masculinidad. No sé porqué la filatelia está asociada a los varones. El problema es que mi papa ni fumaba ni le interesaban los sellos postales.

Y bueno, hoy domingo, día del padre, los restaurantes estarán atiborrados. Como quizá sepan, me encanta comer y hablar de comida. No soy, por supuesto, un gourmet, pues ni tengo la cartera ni el estómago para serlo; pero sí que disfruto la comida. Precisamente por ello, leo diariamente noticias y columnas que tienen que ver con el tema. Es sorprendente, en efecto, cómo abundan los anuncios y columnas que promueven el tequila y la carne asada como regalos para el día del padre. Me quedo con el tema de la carne asada y los restaurantes de la carne.

Seamos políticamente incorrectos. Cuando imaginan una carne asada. ¿quién piensan que estará enfrente del asador? ¿Un varón o una mujer? A juzgar por el marketing en Estados Unidos y en México, los varones son quienes asan la carne en el jardín de la casa e, incluso, en los restaurantes. ¿A cuántas parrilleras han visto ustedes en un restaurante argentino o en un restaurante norteño mexicano? Tengo la impresión de que asar la carne en parrilla sigue siendo un rol social atribuido al varón. Un amigo me dijo que era una reminiscencia prehistórica. El hombre es el cazador y a él le correspondía asar la caza. La mujer, en cambio, se encargaba de la recolección de vegetales y frutas silvestres. ¿Será?  

A mí me gusta comprar en un tianguis cercano a mi casa. La mejor fruta y verdura la venden algunas mujeres que no tienen puesto fijo, sino que llevan a vender lo que consiguen en las milpas y huertos de su pueblo. En cambio, quienes venden carne roja son varones. En general, tal parece que la carnicería de res y cerdo es una actividad preponderante de varones. ¿Estaré en lo cierto? ¿O estoy extrapolando mi experiencia personal?

Les cuento todo esto porque, me temo, que aún existen modelos de masculinidad rígidos y ridículos: los varones comen carne, beben tequila, fuman y juegan futbol. Por fortuna, poco a poco esto va cambiando. Mis estudiantes de universidad lavan su ropa, tienden su cama, lavan sus trastes, van al mercado, cosen su ropa. Algunos de mis colegas jóvenes, profesores como yo, no tienen inconveniente en reconocer que su esposa es quien más gana y ella es la principal proveedora de recursos económicos en el hogar, mientras que ellos concilian el trabajo profesional con el cuidado de los hijos y del hogar. Ellos son, por decirlo a la antigüita, los amos de casa.

Creo que la paternidad se despliega en el amor y en la responsabilidad hacia las hijas e hijos, no en roles convencionales como asar la carne en el jardín. Ustedes, queridos padres, ¿cada cuando preparan la cena a sus pequeños? ¿Les cuento algo? Cuando era niño, mi papá preparaba para mis hermanos y para mí la cena de los fines de semana (entre semana, llegaba muy tarde a casa, pues trabajaba fuera de la ciudad). Y él también me enseñó a coser botones y a planchar mis camisas. Claro que hoy me he hecho bastante flojo, y pago para que me planchen mi ropa…. Pero eso es otro asunto.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal