FEMINICIDIOS

Morir por ser mujer

Mucho de todo esto que nos ocurre es porque no sabemos aún nombrar la violencia, porque los eufemismos, su heteronormalización nos está costando muchas vidas

Mujeres alzan la voz por la violencia contra las mujeres
Mujeres alzan la voz por la violencia contra las mujeresCréditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

Hace unas semanas una amiga me cuestionaba sobre el uso del término feminicidio para referirse a “la muerte de mujeres”, el cual consideraba que era exagerado o, incluso que ya para eso existía la palabra homicidio. Advertía que tantas palabras “nuevas” terminan por dejar vacíos en la comprensión colectiva de los conceptos.  Le aclaré que gracias al trabajo de grupos defensores de los Derechos Humanos y en el caso mexicano al trabajo y análisis socio-cultural, delictivo de las asesinadas en Ciudad Juárez en la década de los noventa por parte de un grupo encabezado por la investigadora Marcela Lagarde, las leyes en nuestro país han podido tipificar y distinguir un concepto específico para definir, clasificar, perseguir, averiguar, juzgar y castigar  la muerte de una mujer por ser mujer: a este acto misógino que atenta con la integridad y la vida de una mujer por su condición de género se le llama feminicidio.  Y era necesario tenerlo, aplicarlo y conocerlo porque la forma violenta, extrema y a veces sin respuesta no puede ser tratada como cualquier otro tipo de muerte.

Y la necesidad de esta tipificación es porque el feminicidio está envuelto y contextualizado como un asesinato misógino, que surge del odio, desprecio, placer o sentido de propiedad de la mujer, como lo ha descrito la feminista e investigadora Ana Silvia Garita y me parece de enorme claridad y distinción al momento de abordar los crímenes a mujeres en nuestro país.  Donde la víctima ha sido objeto de vejación, de abuso y brutalidad por parte de su victimario a nombre de varios factores que lamentablemente siguen poniendo en desventaja o revictimizando a la mujer porque todavía en nuestro país, existen entidades donde se normalizan las prácticas de abuso o violencia física, sicológica, emocional, material o social por parte de sus parejas o entorno, lo que hace complejo o en muchísimos casos imposible que las autoridades emitan alertas de género que prevengan delitos como el feminicidio.

Y cada vez más se han creado palabras y conceptos para distinguir, diferenciar, definir y especificar conductas, expresiones e identidades de la diversidad sexo-genérico-afectivas, no es sólo por un sistema obsesivo de las palabras. Se trata de un esquema lingüístico-conceptual que nos ayude a reconocer, romper y en su caso, cambiar modelos heteronormativos machistas, misóginos, homo y transfóbicos que generan o derivan en actos de violencia, discriminación, asesinatos e impunidad.

Si los crímenes por odio de género, misoginia y feminicidios se han incrementado en nuestro país en el presente siglo XXI, a pesar de leyes, denuncias y reclamos cada vez más fuertes y constantes por todos los rincones del país; advierte algo evidente las investigaciones, los estudios, las leyes y el Estado mismo no tiene sistemas robustos para prevenir, evitar, denunciar, perseguir y castigar este delito colectivo como es el feminicidio y otros delitos de odio que a diario se viven en nuestro país y que siguen en la impunidad.

Y mucho de todo esto que nos ocurre es porque no sabemos aún nombrar la violencia, porque los eufemismos, su heteronormalización nos está costando muchas vidas y provocando un cementerio clandestino y silencioso de mujeres muertas sin justicia, sin cifras negras que las nombre, cuantifique y más aún, evite que queden en el anonimato de una sociedad que se resiste a nombrar la violencia por su nombre: feminicidio, morir por ser mujer.

Abramos la discusión: @salmazan71