VIOLENCIA DE GÉNERO

¡Faltan sólo 300 años!

Hay sociedades que aún se resisten a cambiar formas y expresiones donde se vulnera el reino de los hombres.

Según la ONU tardaremos 300 años en modificar en favor de una sociedad libre de violencia hacia las mujeres.
Según la ONU tardaremos 300 años en modificar en favor de una sociedad libre de violencia hacia las mujeres.Créditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

De forma sistémica las conductas discriminatorias, sexistas, machistas y de violencia las hemos heredado, reproducido y sido cómplices muchos hombres que nos “educaron” a la fuerza, con la fuerza y por la fuerza en una sociedad que según la ONU tardaremos 300 años en modificar en favor de una sociedad libre de violencia hacia las mujeres, erradicar las prácticas sociales, pedagógicas e incluso lúdicas que hoy día están encaminadas a ejercer dominio, violencia y discriminación de género desde las infancias y en muchas sociedades constituyen la forma de distinguir dos mundos que parecen ajenos: el de las mujeres y los hombres.

Visibilizar las acciones que nos llevan a reproducir conductas que creíamos normales y, por tanto, correctas sobre la violencia simbólica, verbal y de discriminación hacia las mujeres es un primer paso no suficiente ni generalizado, porque hay sociedades que aún se resisten a cambiar formas y expresiones donde se vulnera el reino de los hombres. Ese poder incuestionable, vicario y repleto de símbolos agresivos que hoy día tienen silenciados a gobiernos y tomadores de decisiones en empresas mundiales, en instituciones educativas, en oficinas, espacios públicos, religiosos, en las casas y las redes sociales, donde se ejerce violencia hacia las mujeres, donde se normaliza la discriminación, donde se niega la justicia, donde se exilia el desarrollo de ellas porque el mundo sigue siendo de machos.

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Ante las cifras oficiales: 11 mujeres asesinadas al día y dos violaciones diarias en nuestro país; 75% de la violencia sexual ocurre en el hogar y 99% quedan impunes, la única respuesta a esto se llama impunidad. Es decir, complicidad machista entre los impartidores de justicia, en los sistemas policiales, jurídicos y más doloroso aún, en las propias familias -primer espacio donde se silencia la violencia-. Por ello, comenzar a educar en el NO a niñas y niños, sin los esquemas ni estereotipos de distinción desigual de género, reconociendo las emociones, las sensibilidades y las conductas equitativas e igualitarias. Comenzar a quitar juegos, juguetes, conductas que son promotoras de violencia, lenguaje y expresiones culturales que nos hicieron sociedades discriminatorias, agresivas e inequitativas.

En nuestro país la violencia es una realidad y una conducta que cada vez se ha normalizado y silenciado, sin que haya un interés o compromiso real por disminuirlo y la mujer sigue siendo la más vulnerable, 9 de cada 10 actos de agresión física, verbal o sexual que ocurre en los espacios públicos es a las mujeres. Y aunque la prensa los difunda, las autoridades no construyen mecanismos para su justicia, para la reparación del daño mucho menos disminuirlos o erradicarlos. El silencio institucionalizado, la negación a su existencia, la renuncia a aplicar la ley, la impunidad por parte de los gobiernos y las instancias encargadas de la justicia en este país es el síntoma más evidente del machismo vicario y en retroceso que podemos vivir. Es el refuerzo de las conductas patriarcales que hoy día sabemos han dañado hasta costar muchas vidas de mujeres, niñas y personas de la diversidad sexual, genérica y social.

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Ante este panorama y realidad social de la violencia hacia las mujeres nos faltan más voces, más espacios públicos que se llenen de pintas, de expresiones, de denuncias, de autoridad y justicia que sancione aquellas conductas que ponen en riesgo la integridad, el desarrollo y la vida de las mujeres en nuestro país. Visibilizar es apenas el comienzo para avanzar a ese otro escenario de equidad, de respeto y libre de las formas de violencia vicaria de la que muchas sociedades, instituciones y culturas no quieren abandonar, no aceptan el cambio y el silencio o negación es la expresión más precaria a la que una sociedad o representación del Estado puede caer. De continuar así, se cumplirá la sentencia de la ONU: ¡nos faltan 300 años para erradicar la violencia hacia las mujeres!

Abramos la discusión: @salmazan71