OPINIÓN SERGIO ANZALDO BAEZA

La guerra de Aguilar Camín

El objetivo del conciliábulo digital protagonizado por Camín fue generar las condiciones socio políticas necesarias para que AMLO perdiera la revocación de mandato en el 2022.

Andrés Manuel López Obrador durante la conferencia matutina en Palacio Nacional donde mostró la captura de pantalla de la columna de Héctor Aguilar Camín.
Andrés Manuel López Obrador durante la conferencia matutina en Palacio Nacional donde mostró la captura de pantalla de la columna de Héctor Aguilar Camín.Créditos: Cuartoscuro
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A muchas personas les gustan las series de conspiraciones e intrigas. Se emocionan con la idea de asomarse a hipotéticos entresijos del juego del poder, vedados para los simples mortales. Se contagian de los golpes de adrenalina que transpiran los conspiradores, quienes cifran su empeño en la secrecía de sus confabulaciones. Al borde del asiento, suponen que en el sigilo reside el éxito de la conspiración pues si se devela, puede significar la muerte de los conspiradores. Cada milimétrico detalle, cada micro movimiento son fundamentales para la sobrevivencia y para la misión.

Al pensar en esta dualidad trágica y heroica de las conspiraciones, no deja de ser seductora la revelación que AMLO hizo en su mañanera del pasado viernes 18 de febrero de 2022 sobre una conspiración en su contra comandada por Héctor Aguilar Camín. Es una denuncia pública que ya había hecho tiempo atrás, y que refrescó ese día. Se trata de la transmisión de una reunión realizada el 23 de mayo de 2020 a través de zoom en la que Aguilar Camín organiza una confabulación contra el presidente de México.

Si el presidente simplemente la hubiera mencionado, seguramente muchos pensarían que es producto de su imaginación. Sin embargo, ver y escuchar a Aguilar Camín armar personalmente una estrategia y diseñar las respectivas tácticas programáticas para acabar con su archienemigo constituye un insólito, invaluable e irrefutable testimonio de su intriga y nos da pauta a realizar un análisis de cómo se fraguan las conspiraciones.

El objetivo del conciliábulo digital protagonizado por Aguilar Camín fue generar las condiciones socio políticas necesarias para que AMLO perdiera la revocación de mandato en el 2022 y así librarse de él antes de que concluya su gestión. Ante el intrigante testimonio de primera mano, vayamos por partes, utilizando como argumentación las palabras del propio Aguilar Camín proferidas en el citado encuentro.

El contexto.

El 2020 remite a un periodo en el que, a nivel global, la curva de la COVID está en su parte más ascendente y mortal. Muchos países cierran sus fronteras, prohíben no sólo las actividades productivas y educativas off line, sino también las reuniones públicas y limitan las familiares. La epidemia provoca una crisis económica y social sin precedente. Cada país ensaya diferentes paliativos para ayudar a su respectiva población.

AMLO sustituye las tradicionales fórmulas de subsidios y estímulos fiscales a las empresas por la entrega de apoyos directos a la población vulnerable. Evidentemente los empresarios, acostumbrados a ser los primeros salvados en las crisis, se enojan. Aguilar Camín concluye: Es bastante seguro que esta crisis brutal que viene se vaya a acelerar de una manera extraordinaria, en el sentido de que va a haber una enorme cantidad de gente necesitando cosas del gobierno sin que el gobierno voltee a verlas. Lo estamos viendo ya: el gobierno no voltea a ver a los que han perdido empleo e ingreso en estos dos meses. Está viendo sólo a sus clientelas, las que ya tenían su dinerito que les daba.

La estrategia.

La estrategia que plantea Aguilar Camín es diáfana: Hacer todo lo posible para obstaculizar la gestión de AMLO, porque si logran enrarecer todavía más el ambiente social y político del país podrán alcanzar su objetivo. El historiador señala: si lo dejamos para el año 22 cómo está planteado institucionalmente (la revocación de mandato), entonces vamos a tener un momento institucional de presión sobre la Corte, tenemos unas elecciones intermedias en 21, en donde hay que derrotar a Morena y a López, y luego en el 22 muy probablemente, si perdió las elecciones del 21, va a estar tan jodido todo el país, porque no se va a recuperar muy rápido, que probablemente pierda también la revocación de mandato por pendejo.

Las tácticas:

El petate del muerto. Conocedor del poder de las emociones, el novelista Aguilar Camín siembra terror entre los ricos, dueños de empresas, industrias, inversiones o medios, buscando generar aliados a su causa: Espero que los ricos entiendan que la respuesta que dan las revoluciones a la pregunta qué vamos a hacer con los ricos es muy simple y es siempre igual en todas (en la Revolución Francesa, en la Soviética, en la China, en la Mexicana): primero los usas, luego los expropias y luego los desapareces. Eso es lo que hacen las revoluciones con los ricos.

Entonces yo quisiera tomar nota de que estamos frente a un proyecto revolucionario y que, cuando uno entiende eso, todas las estupideces que hace adquieren una lógica impecable. Él quiere que este país esté jodido y empobrecido para poderlo gobernar.

Meterle el pie a la gestión de AMLO para que tropiece y caiga. Esta táctica se orienta a obstaculizar y parar judicialmente cualquier proyecto de AMLO, con el propósito de romper su ritmo y desestabilizar su gobierno: El escándalo de inconstitucionalidad de este gobierno no lo habíamos visto nunca. Todas y cada una de las leyes que este gobierno ha puesto, las importantes, están bajo querella constitucional: La ley de remuneraciones, la ley de la administración pública, la ley de la guardia nacional, la ley de extinción de dominio. Todas. Y sus obras, la cancelación del NAIM y la creación de Santa Lucía, hay amparos contra ellas. Entonces hay un trabajo que hacer muy serio con la Suprema Corte de Justicia, con los 11 ministros.

Hay un pleito institucional que dar en la Suprema Corte. Y no es un pleito que se da en la prensa, se da, sobre todo, en corto con esos ministros. Todo lo que puedan ustedes canalizar hacia la Suprema Corte es espacio bien ganado, porque con dos, no digo todas, con dos de esas leyes que ha puesto este gobierno que la Corte le eche abajo lo regresa al estatus de un presidente normal. Y lo obliga a hacer una cantidad de cosas que probablemente no puede hacer y va a estar en situación de ilegalidad mucho tiempo.

Quitarle el presupuesto. Un paso fundamental de la estrategia de Aguilar Camín es arrebatarle al presidente el control del presupuesto, quitándole a Morena la mayoría simple en la Cámara de Diputados, para que no pueda realizar los proyectos y programas que impulsa: En las elecciones del año 21 hay que ganarle todo lo que se pueda, pero sobre todo, la Cámara de Diputados. Porque la Cámara de Diputados es donde está el único poder real que este señor ejerce y sabe ejercer y ejerce sin ninguna cortapisa, que es la asignación del presupuesto.

El clásico, no saben con quién están hablando. A través de esta táctica Aguilar Camín avala la eficacia de su estrategia apelando a su pericia conspirativa, merced a su omnipotencia en el círculo rojo: No hay nada de lo que llevo a López Obrador a la victoria (corrupción, inseguridad y honestidad), nada que no hubiera sido unas cuantas presencias en el círculo rojo que se fueron profundizando, a partir de Calderón con la violencia, a partir de Peña con la corrupción. Primero fueron las críticas en el círculo rojo y, luego de eso, se volvió un lugar común para todo el mundo. Eso va a suceder aquí también porque ha sucedido sistemáticamente. Viendo esto que está pensando y viendo Reforma, esto que está pensando y viendo la gente pensante en el país, las calificadoras, los analistas económicos. Esto se va a volver parte de la visión común de los mexicanos.

El desenlace

Tanto los resultados de las elecciones de diputados federales en 2021, como del proceso de revocación de mandato realizado en 2022 dan constancia del fracaso de la conspiración comandada por Aguilar Camín. Incluso no son tan claros los resultados, todavía, de su incursión en la Suprema Corte de Justicia, aunque si se identifica su impronta en el circulo rojo.

Inevitablemente este estudio de caso nos conduce a algunas reflexiones. Primero, las conspiraciones sí existen, son reales y tiene impacto en la vida social y política. Segundo, las conspiraciones son un juego de poder entre los que están convencidos que merecen el poder, contra aquellos que lo ejercen. A los conspiradores no les importan los daños colaterales que sus intrigas causen en la población ajena a su causa.

Tercero, el enojo y el coraje que mueve a los conspiradores es una furia ciega que les impide ver más allá de sus propias intenciones. Cuarto, el desempeño de la gestión gubernamental siempre está bajo amenaza. Quinto, los protagonistas del círculo rojo se piensan omnipotentes frente al círculo verde. Sexto, la persecución, encarcelamiento o exilio han sido sustituidos por la exhibición pública como método para combatir las conspiraciones. En fin, por lo pronto, seguiremos al borde del asiento presenciado la disputa por el poder, sufriendo las consecuencias.