OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

Adiós a la Revolución y su partido

Mañana se conmemora el 112 aniversario del inicio del movimiento revolucionario del siglo XX en nuestro país.

Monumento a la Revolución.
Monumento a la Revolución.Créditos: Cuartoscuro
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Hace más de un siglo que un movimiento ideológico derivó en otro, de tipo civil armado prolongado por casi una década. Francisco I. Madero bajo un proyecto democratizador buscaba derrocar la perpetuación en el poder a la que el general Porfirio Díaz había definido su gobierno. Facciones sociales y políticas derivaron en una lucha que concluyó con un saldo de casi un millón de mexicanos muertos a causa de la Revolución Mexicana. Una historia por todos conocida y revisitada con matices y momentos cruciales. 

De aquel 1920 en que Álvaro Obregón sienta las bases para institucionalizar la Revolución al momento de Elías Calles quien le da el carácter moral a futuro para que en 1928 se formara el Partido Nacional Revolucionario antesala al PRI han pasado casi cien años y durante este siglo, logró aquel partido vivir su formación, madurez, consolidación y palpable declive.

Mañana se conmemora el 112 aniversario del inicio del movimiento revolucionario del siglo XX en nuestro país, lucha social donde las facciones más marginadas del desarrollo porfirista tomaron las armas para hacer evidente la desigualdad, inequidad y exigir el fin de un régimen autoritario. Después bajo el cobijo de las instituciones el PRI se perpetuó en el poder y hoy comenzamos a ver la antesala del fin de un sistema, régimen y partido que a todas luces está en la oscuridad, fantasma de lo que fue y en 2023 de cara a las elecciones de su bastión política: el Estado de México y Coahuila, tras los resultados en las urnas, puede llevarlo al fin de su hegemonía ininterrumpida en estas entidades del país y el signo inequívoco de su inexistencia como fuerza política.

Por ello, no es sólo un acto cívico-partidista oficial el que mañana ocurrirá en el Monumento a la Revolución, es la medida del músculo político del partido hoy en el poder ante sus seguidores en el emblema simbólico de piedra: El monumento a la Revolución, que por varias décadas fue el escenario donde el PRI hizo suya la arenga partidista electoral. A la usanza de los viejos regímenes, mañana MORENA y en especial Andrés Manuel López Obrador como presidente y líder de un movimiento social mostrará su capacidad de convocatoria, su fuerza y retará al electorado de cara al 2023 y 2024, con los símbolos como escenografía y escena: la Plaza de la República, Madero, Villa y Zapata de guardianes y héroes populares.

Quizá asistíamos al primer acto de una muerte anunciada, que por espacio de ocho décadas ha sostenido como el paraíso del partido emergido de la institucionalización de la revolución el PRI en el Estado de México; lo que ocurra a partir de mañana hasta mitad del 2023 es parte de esta agonía o no del partido. El fortalecimiento o el debilitamiento absoluto y las nuevas formas de repartirse el país para nuevos partidos como Movimiento Ciudadano, o la alianza que no acaba de convencer a un grueso de la población que no encuentra eco de sus demandas y anhelos democráticos. 

De darse la alternancia, el cambio de color en la boleta electoral en el Estado de México será parte de una recomposición ideológico-partidista del país, a su vez, marcará el rumbo que puede tomar el 2024, al tiempo que nos expresa una transformación del sistema (casi) de cacicazgo que ha predominado en regiones mexiquenses y de Coahuila que tendrán que mediar su poder con quien vaya a ser el gobernador de estas entidades en los siguientes años. Porque lo que han mostrado estas demarcaciones priistas aún intocables, es que uno gobierna y muchos más mandan. Quizá estemos asistiendo al fin de aquella Revolución y su partido.

Abramos la discusión: @salmazan71