ONU MUJERES

Poder, juntas. Unidas por la salud de mujeres y niñas

La pandemia evidenció y exacerbó las desigualdades que sufrimos las mujeres, y se tradujo en mayores riesgos porque los sistemas de salud se modificaron.

La desigualdad entre hombres y mujeres es un reto crítico en el sector salud.
La desigualdad entre hombres y mujeres es un reto crítico en el sector salud.Créditos: Ilustrativa / Pixabay
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El Foro Global de Reykjavík es más que una conferencia, se trata de una convocatoria a mujeres líderes de todos los sectores incluyendo la política, negocios, sociedad civil, academia, artes, organizaciones internacionales y medios de comunicación, para compartir ideas y soluciones sobre cómo avanzar en la igualdad y la promoción de más mujeres en posiciones de liderazgo.

Coincidí con la organización Mujeres Políticas Líderes (WPL) en los trabajos del Foro Generación Igualdad convocado por ONU Mujeres para conmemorar los 25 años de la Conferencia de Beijing; desde entonces hemos desarrollado actividades con presidentas de parlamentos, legisladoras y organizaciones globales siempre con el objetivo de dar fortalecer la participación y decisión de las mujeres en la vida pública nacional e internacional.

La pandemia evidenció y exacerbó las desigualdades que sufrimos las mujeres, y se tradujo en mayores riesgos porque los sistemas de salud se modificaron y adaptaron como respuesta a la crisis. La interrupción en los servicios de salud derivó en un incremento en las infecciones por VIH, embarazos adolescentes, muertes maternas, depresión, entre otras.

La desigualdad entre hombres y mujeres es un reto crítico en el sector salud. A pesar de que las mujeres representan el 70% del personal, muy pocas tienen responsabilidades de liderazgo y toma de decisiones. En comparación con los hombres, las mujeres reciben menores salarios, están menos representadas y con frecuencia son víctimas de discriminación, acoso y violencia.

El próximo año se llevará a cabo la Reunión de Alto Nivel de la ONU sobre Cobertura Universal de Salud, y uno de los temas fundamentales debe ser la igualdad entre hombres y mujeres para garantizar que todas las personas en todos los países puedan acceder a servicios de salud sin que esto represente una carga económica. Como co-presidenta de UHC2030 - la alianza internacional para lograr la cobertura sanitaria universal - organizamos con el Foro Global de Reykjavík distintas conversaciones, conferencias y reuniones sobre las mejores prácticas que debemos implementar para lograr nuestra meta al 2030 y en especial para proteger a todas las mujeres y niñas del mundo.

La realidad es que la implementación de la cobertura universal de salud es una decisión política que implica cambios legislativos, asignaciones presupuestales y prioridades de política pública nacionales y locales. Los gobiernos tienen que cambiar de paradigma en el gasto público: la salud no es un costo, es una inversión. Cambiar de paradigma implica también erradicar las profundas desigualdades que lastiman a millones de niñas y mujeres. Es inadmisible que en pleno siglo XXI algunas leyes nacionales discriminan a 2 mil millones de mujeres y niñas, y que sólo 1 de cada 4 asientos en parlamentos esté ocupado por una mujer; es urgente asegurar nuestra voz y decisión a las posiciones de liderazgo.

Cada año 100 millones de personas son orilladas a la pobreza extrema por tener que cubrir gastos en salud. No podemos seguir por ese camino, el dinero no puede definir quién vive y quién muere. La decisión es clara: si no transformamos los sistemas de salud, para el año 2030 habrá 5 mil millones de personas sin acceso a estos servicios, y es muy probable que - una vez más - el sufrimiento se acentúe en las mujeres y niñas más pobres.