OPINIÓN GABRIELA CUEVAS

Los ausentes de la reforma de salud federal

Las buenas intenciones están lejos de una adecuada implementación, pues se tropieza con la enorme incapacidad para adquirir los insumos necesarios, aunado con el maltrato al personal de salud en algunas áreas.

Los ausentes de la reforma de salud federal: El Gobierno de la República ha impulsado la reforma que garantizaría la cobertura universal de salud.
Los ausentes de la reforma de salud federal: El Gobierno de la República ha impulsado la reforma que garantizaría la cobertura universal de salud.Créditos: Cuartoscuro.
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La presencia del SARS-CoV-2 alteró nuestras vidas y nos ha hecho más receptivos a escuchar información relativa a la salud y a aplicar las recomendaciones que brinda el personal de salud y las autoridades sanitarias.

La atención primaria de salud - basada siempre en la persona - es el primer paso hacia la cobertura universal de salud. Los gobiernos locales son un componente indispensable porque los sistemas de salud deben estar arraigados en las comunidades. Por ello, en este nivel de atención se pueden implementar programas de prevención más eficaces, diagnósticos y tratamientos más oportunos, así como una estrecha colaboración con la sociedad civil para mejorar las condiciones de bienestar de esa localidad.

El Gobierno de la República ha impulsado la reforma que garantizaría la cobertura universal de salud, pero las buenas intenciones están lejos de una adecuada implementación ya que por una parte el proceso legal coincidió en tiempos con la pandemia, y por otra, tropieza con la enorme incapacidad para adquirir los insumos necesarios, el maltrato al personal de salud en algunas áreas y un ejercicio ineficiente del presupuesto. En este contexto, el trabajo que realicen los gobiernos locales en nuestro país - como los municipios o las alcaldías de la Ciudad de México - puede ser muy significativo para desarrollar un buen modelo de atención primaria de salud.

Una de las tareas más urgentes para los gobiernos locales es brindar información a las comunidades sobre los padecimientos que pudieran prevenirse y aquellos que tienen mayor incidencia y riesgos. Por ejemplo, nuestro país debería ser experto en úlceras, gastritis y duodenitis, así como en hipertensión arterial, obesidad y diabetes; estas enfermedades - que hasta cierto grado pueden prevenirse con programas educativos  y mejores prácticas alimentarias - se presentan en casi todas las familias mexicanas. Otro ejemplo son las enfermedades estacionales - como el covid y la influenza - en las que los municipios y alcaldías pueden emitir recomendaciones e informar a la población sobre las medidas de salud pública que ayudan a fortalecer el sistema inmune y prevenir contagios.

Las autoridades más cercanas a la población también pueden hacer campañas permanentes de diagnóstico oportuno. Es necesario garantizar que los niños cuenten con mejor información y que las mujeres puedan acceder a servicios de salud reproductiva o a diagnósticos tempranos sobre cáncer de mama o cérvicouterino.

Por ejemplo, cuando fui Jefa Delegacional en Miguel Hidalgo organizábamos recorridos en las colonias con el apoyo de un tráiler de la salud, donde se ofrecía distintos estudios para diagnóstico incluyendo diabetes, hipertensión y hasta algunos tipos de cáncer y programas especializados para la atención a las mujeres. También generamos brigadas que informaban, diagnosticaban y monitoreaban la salud de los habitantes en las colonias más marginadas de la demarcación en donde no tenían acceso cotidiano a una clínica.

Cuando se gobierna cerca de la gente se recibe mucha información sobre lo que sucede en cada barrio y colonia; ejemplo de ello es que las mujeres recurren a las autoridades en busca de ayuda cuando sufren violencia o explotación. Los gobiernos locales deben contar con respuestas serias, profesionales y efectivas, además de políticas de salud comunitaria diseñadas para ellas.

El sistema de salud federal - en cualquier modalidad que algún día se logre implementar - debe considerar a los gobiernos locales en el desarrollo de las capacidades para alcanzar la atención primaria con plena cobertura universal. Sólo sumando esfuerzos entre todos los niveles de gobierno, la sociedad civil y la iniciativa privada se podrá lograr que todos los mexicanos tengamos acceso a servicios de salud de calidad.