Celebración del Día de Acción de Gracias

De la tinta de Mina Magallón.

Escrito en OPINIÓN el

Todos los años, el último jueves de noviembre en los EEUU, se celebra el Día de Acción de Gracias. Esta tradición se remonta a la época cuando los primeros ingleses llegaron a las costas de Massachusetts en 1620. Se les conoce a los primeros pobladores como puritanos quienes pusieron gran énfasis en la educación y en la religión. El gobernador Winthrop, uno de los fundadores de la colonia de Massachusetts, dijo: "Seremos una ciudad sobre una colina, el mundo entero se fijará en nosotros". De hecho, la universidad de Harvard fue organizada en un principio para preparar a ministros religiosos, trayendo desde Inglaterra una imprenta con el propósito de traducir el Libro de los Salmos, específicamente el volumen conocido como el Libro de los Salmos de la Bahía.

La primera edición publicada en 1640 del Libro de los Salmos de la Bahía fue de 2,000 copias cuando solo había 6,500 familias en esta primitiva primera colonia, pero 1/3 de las familias tenían este Libro de los Salmos de la Bahía. Los puritanos sobrevivían día a día en gran peligro, rodeados por los indios piel rojas que los acechaban constantemente. Más de la mitad de los colonos murieron durante el primer invierno por enfermedades, hambre, frio y ataques de los indios, pero con la fe en Dios escogieron por su propia voluntad el exilió y creían fervientemente en que tal vez pudieran alcanzar la salvación divina.

 

Con la traducción que ellos mismos hicieron de los Salmos, los puritanos manifestaban tener una religión diferente, distinta de la que existía en Inglaterra, razón por la cual salieron al nuevo mundo buscando refugio para poder tener su propia religión y sus propias creencias sin tener que ser perseguidos por la corona inglesa. Muy simple es la diferencia en la traducción que ellos hacen de la Biblia. Por ejemplo, la palabra griega de presbíteros la traducen como ancianos, la palabra sacerdote la traducen como ministro, y la palabra iglesia la traducen como congregación. Con estos simples cambios de palabras no existen más sacerdotes, no existen iglesias y por ende no existe el papa y no existe tampoco la infalibilidad de su palabra.

Antes de su llegada al nuevo mundo, por más de 200 años, un grupo importante de cristianos libraban grandes batallas para traducir la Biblia a la lengua que se conocía en cada una de las distintas regiones. La iglesia en Roma insistía en que solo se podía utilizar la traducción en latín ya que esta era la manera para que solo el clero y gente sumamente educada pudiera leer la Biblia. La gente común y corriente no tenía acceso a la palabra de Dios.

Posteriormente se les conoció como reformistas quienes se centraron en el tema de la traducción de la Biblia, y en el siglo XVI William Tyndale tradujo la Biblia al inglés moderno de su época. Pero, Tyndale fue condenado por hereje y traición y muere quemado en una hoguera en 1535. Roma sabía que quien controlara la traducción de la Biblia controlaba el alma de los cristianos.

Posteriormente los reformistas rechazaron esta prohibición de traducir la Biblia, y también rechazan al papa y a la jerarquía que existía en la iglesia. Insistieron en que los individuos podían tener acceso directo a la sabiduría divina, y declararon que la Biblia era la única que daba la certeza religiosa.

 

Los reformistas se les conoce posteriormente con el nombre puritanos en Inglaterra quienes rechazaron la traducción de la Biblia del Rey Jaime I de Inglaterra publicada en 1611, alegando que sus expresiones poéticas alejaban a los puritanos de la integridad de la palabra de Dios. Mientras algunos puritanos se quedaron en Inglaterra, muchos otros abandonaron el país en busca de refugios seguros en Holanda, donde pudieran practicar su religión sin interferencia, o en las costas más alejadas de América, de ahí que llegan a las costas de Massachusetts.

Los logros literarios de los puritanos fueron principalmente religiosos. Estos devotos colonos creían que su historia estaba íntimamente relacionada con el plan de Dios. Sus esfuerzos por transcribir sus viajes y experiencias en el nuevo mundo fueron motivados por un deseo de detallar el progreso de cada uno de los puritanos hacia la ciudad celestial.

En el prólogo a la traducción del Libro de los Salmos de la Bahía, el connotado autor puritano reverendo John Cotton (1585 -1652) insiste en que los criterios por los cuales se deben juzgar las traducciones deben de ser religiosos, y no literarios.

Los 150 Salmos fueron considerados un espejo universal de la naturaleza humana, un refugio sagrado en tiempos difíciles y un conjunto de textos que acercan a la experiencia de la divinidad.

A pesar de la debilidad literaria del Libro de los Salmos de la Bahía, este se mantuvo en uso durante más de un siglo. El motivo principal era proporcionar a los fieles puritanos un relato literal de la palabra de Dios.

Este compromiso evoluciona a medida que la colonia se expande en una sociedad vasta y heterogénea, pero las creencias de los puritanos siguen de alguna manera influyendo la vida contemporánea. La celebración en familia de comer pavo y dar gracias a Dios por todo lo que se recibió en el año, es una tradición que se remonta a 1621 cuando los puritanos dieron gracias a Dios celebrando el haber sobrevivido un año lleno de penurias.

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