Alfredo Gallego Lara, conocido como el “Padre Pistolas” fue suspendido de manera definitiva del ministerio sacerdotal por usar vocabulario ofensivo, promover remedios, calumniar al obispo, sacerdotes y mujeres y generar escándalos en la comunidad de fieles, entre otras cosas.
A pesar de ello, sigue oficiando ceremonias religiosas que no son válidas ante la iglesia católica.
El sacerdote que oficiaba misa con una pistola al cinto para protegerse de la delincuencia y recomendaba a sus fieles armarse para defenderse.
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Se encontraba ubicado en una parroquia del municipio de Chucándiro, Michoacán, de acuerdo a un comunicado del Arzobispo, Carlos Garfias Merlos, desde noviembre del 2021 había recibido la primera amonestación en la que se le exhortó corregir su actuar.
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El 22 de mayo de este año se le presentó una segunda amonestación y el 4 de septiembre del 2022, se le prohibió definitivamente el ejercicio del ministerio sacerdotal.
De acuerdo al Arzobispo Garfias Merlos, el “Padre Pistolas” ayudado por abogados civiles envió una petición de revocación del decreto de suspensión al que se le dio silencio administrativo, “lo cual significa una negativa a la petición hecha”.
A pesar de ello “ha ejercido con abierta desobediencia el ministerio sacerdotal, tampoco ha corregido su vocabulario ni las ofensas y continúa con la promoción de sus remedios desde el altar”, con los cuales asegura curar enfermedades como el cáncer y la diabetes.