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En colaboración con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Miguel Ángel Fernández, titular de MVS Noticias en Tijuana, contó el problema del agua residual que va al Pacífico y contamina playas de Estados Unidos y México.
Desde hace al menos 12 años, playas mexicanas y estadounidenses en la costa del Pacífico han sido contaminadas por aguas residuales sin tratamiento adecuado que se vierten directamente desde las plantas tratadoras de Tijuana y Rosarito. Así lo denunció Fernández, al referirse a esta crisis ambiental como un verdadero “crimen del agua”.
“Es una crisis ecológica, una crisis de salud pública, pero sobre todo de justicia ambiental”, afirmó el periodista durante una entrevista. Según sus declaraciones, el problema tiene su origen en la falta de mantenimiento de las plantas tratadoras desde 2015, cuando el entonces gobernador de Baja California, Francisco “Kiko” Vega, dejó de invertir en su operación. No obstante, Fernández aclaró que los vertidos ilegales datan desde al menos 2012.
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¿Cuál es el factor más importante de las aguas contaminadas?
Lo más grave, señaló, es que el proceso de tratamiento que se realiza actualmente consiste solamente en retirar el lodo y aplicar cloro, lo cual no cumple con ninguna norma internacional. “Se vierten las aguas prácticamente directas”, denunció.
Las consecuencias ya son visibles: playas cerradas por contaminación, riesgo para la salud de los visitantes y hasta partículas suspendidas en el aire derivadas de esta contaminación marina. “Lo que estamos respirando también está afectado”, recalcó.
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Organizaciones no gubernamentales de ambos lados de la frontera han sido clave para visibilizar esta problemática, gracias a sus mediciones constantes en la región. “Las mediciones son dramáticas”, advirtió Fernández.
¿Qué medidas se han tomado?
Actualmente, el gobierno de Marina del Pilar Ávila, con respaldo de la federación, ha retomado acciones para contener el desastre. Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, fue designada para coordinar el proyecto de una nueva planta tratadora en San Antonio de los Buenos, que, según estimaciones, cubrirá entre el 70% y 80% de los vertidos. Sin embargo, el 30% restante seguirá llegando al mar, y su solución depende de una planta adicional en San Diego.
El problema también pone en evidencia la precariedad del suministro de agua en Tijuana. “Aquí no hay cuencas, no hay agua dulce. Vivimos en una zona semi desértica”, explicó el periodista. El abastecimiento proviene del río Colorado, a 150 kilómetros de distancia, tras un recorrido de más de 2,200 km desde las Rocallosas, pasando por cinco estados de Estados Unidos.
“La maravilla de tener agua aquí es un milagro”, subrayó Fernández, quien insistió en la necesidad de valorar, tratar y reutilizar el agua, no solo como recurso económico, sino como un patrimonio natural que debe preservarse.
Mientras tanto, la ciudadanía sigue buscando responsables, sin comprender que esta situación se ha gestado durante varios sexenios y sigue sin una solución definitiva.