Muestra museo de EU exposición sobre asesino en serie mediático

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Recordado en películas y documentales, el asesino en serie Ted Bundy, que mató al menos a 36 mujeres y tuvo en jaque a la policía de Estados Unidos durante años, es el protagonista ahora de una exposición que muestra como detrás de un vecino desválido puede esconderse un peligroso criminal y alerta sobre las consecuencias de la adicción a la pornografía.

El museo Alcatraz East Crime, en Tennessee, que se especializa en la historia criminal estadounidense, pone el foco en los meses previos al arresto de Bundy en el norte de Florida en 1978, a raíz de que cometiera una infracción de tráfico.

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Tras dos mediáticos procesos judiciales en Miami y Orlando (Florida), Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989.

La exhibición “From Car to Incarceration-Ted Bundy’s Final Arrest” (“Del auto a la cárcel: el arresto final de Ted Bundy”) muestra el Volkswagen escarabajo del año 1968 usado por Bundy para capturar a sus víctimas, todas mujeres jóvenes o adolescentes a las que secuestraba, violaba y mataba.

“Ted Bundy es uno de los asesinos en serie más notorios, la gente todavía lo estudia hasta el día de hoy. El museo está utilizando este interés máximo para educar a los visitantes”, dijo a Efe Janine Vaccarello, directora de operaciones del Alcatraz East Crime Museum, cuyo espacio expositivo se distribuye en dos pisos y ocupa un área de 25.000 pies cuadrados.

Bundy fue arrestado por primera vez en Utah en 1975 y dentro de su vehículo se le hallaron máscaras, esposas y cuerdas, entre otros artículos, pero nada que incriminase de forma definitiva a este hombre con una carrera promisoria en leyes o política y que cometió su primer asesinato en 1974.

En algunos casos, mantenía en su apartamento las cabezas decapitadas o dormía con los cadáveres hasta que la putrefacción lo impedía.

“Creo que la mayoría de la gente es buena, por eso es difícil para la gente entender por qué y cómo alguien puede ser tan malo”, dijo Vaccarello sobre Bundy, nacido en 1946 en Burlington (Vermont).

En la última entrevista que Bundy ofreció poco antes de morir electrocutado, y tras mediáticos procesos judiciales para los que se acreditaron hasta unos 250 hombres de prensa nacional e internacional, alertó de los peligros que acarreaba la adicción a la pornografía.

Lo decía alguien que confesó que recorría las calles en busca de revistas o páginas de revistas pornográficas arrojadas al suelo, o que podía estar horas agazapado para poder mirar a una desprevenida mujer por la ventana de su dormitorio.

“Bundy advirtió que su adicción a la pornografía encendió su violencia”, dijo la ejecutiva.

La exposición aborda los riesgos actuales que representa la adicción a la pornografía, una industria que mueve unos 15 mil millones de dólares anuales y a la que están expuestos los menores, según señaló la directiva de la institución.